“CREER A
SERES CREIBLES” PERO CON PENSAMIENTO CRITICO

Introducción
Vivimos en tiempos donde la verdad
compite con la apariencia, y el engaño se disfraza con palabras dulces y
urgencias seductoras. No todo lo que brilla es oro, ni todo lo que se presenta
con autoridad es verdad. Por eso, el llamado bíblico a “probar los
espíritus” y “escudriñarlo todo” es más urgente que nunca.
Este estudio surge de una necesidad
vital: aprender a identificar la voz de Dios entre
muchas voces. Porque si hay algo que el enemigo sabe hacer, es disfrazar
la mentira con apuro, presión y aparente sabiduría. Jesús mismo advirtió que en
los últimos tiempos surgirían falsos maestros y profetas, capaces incluso de
engañar a los escogidos… si fuera posible (Mateo 24:24).
¿Qué herramientas nos da la Palabra
para discernir lo falso de lo verdadero?
¿Cómo evitar caer en trampas disfrazadas de revelación divina? ¿Qué rol juegan
la urgencia, la falta de examen y la presión emocional en los engaños
espirituales?
A través de las Escrituras,
reflexiones espirituales, conceptos bíblicos como anakrínō
y dokimázō,
cuentos tradicionales y principios psicológicos, este estudio te invita a
despertar el entendimiento y afinar el oído del corazón.
Porque como dice Proverbios 14:15:
> “El simple todo lo cree, mas el prudente mira bien sus pasos.”
Este no es solo un llamado al
estudio… es un llamado a la vigilancia activa y al
amor por la verdad.
Hechos 17:11, que habla sobre los creyentes de Berea: "Estos eran más nobles que los que estaban
en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando (anakrínō) cada día las
Escrituras para ver si estas cosas eran así."
Este
versículo muestra la importancia de escuchar a
personas creíbles, pero sin aceptar todo sin cuestionarlo. Los
bereanos no rechazaban la enseñanza de Pablo, pero tampoco la aceptaban
ciegamente; comparaban todo con la Palabra de
Dios antes de creerlo.
(anakrínō) significa poner a prueba,
examinar, verificar la autenticidad. Se usaba en la antigüedad
para probar metales preciosos y asegurarse de que no fueran falsificados. En el
contexto de 1 Juan 4:1, se nos exhorta a evaluar
cuidadosamente los espíritus
y enseñanzas para determinar si realmente provienen de Dios.
La palabra ἀνακρίνω proviene de dos raíces griegas:
·
ἀνά (aná) – que significa "hacia
arriba" o "completamente".
·
κρίνω (krínō) – que significa "juzgar,
separar, decidir".
Cuando se combinan, anakrínō
implica un examen minucioso y
detallado, como el proceso de investigar algo a fondo antes de
emitir un juicio. En la antigua Grecia, este término se usaba en contextos legales,
refiriéndose a la interrogación de testigos o acusados antes de tomar una
decisión.
"El Gran Palacio de la Mentira"

En un mundo mágico
habitado por duendes, dos grandes palacios se alzaban majestuosos: el Palacio de la Verdad y el Palacio de la Mentira.
Cada vez que un niño decía una verdad, los duendes de la verdad recibían un
ladrillo sólido y resistente para construir su castillo. Pero cuando alguien
mentía, los duendes de la mentira obtenían un ladrillo para su propio palacio,
que crecía imponente y espectacular.
Los duendes
tramposos, ansiosos por hacer su palacio más grande, enviaron emisarios al
mundo para fomentar las mentiras entre los niños. Y funcionó: su palacio se
expandió rápidamente, superando al de la verdad. Pero entonces, algo extraño
comenzó a suceder…
Un ladrillo se
convirtió en una caja de papel. Otro en arena. Luego, uno más en
cristal quebradizo. Poco a poco, cada
mentira descubierta hacía que los ladrillos se desmoronaran, debilitando la
estructura. Hasta que, finalmente, el Palacio
de la Mentira colapsó, dejando a los duendes tramposos en la ruina.
La lección fue
clara: las mentiras nunca sostienen nada duradero. Solo la verdad
construye algo fuerte y eterno.
1 Juan 4:1: "Amados, no creáis a
todo espíritu, sino probad (dokimázō) los espíritus
si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo."
En la antigüedad, los metales se
probaban con diversas técnicas para verificar su autenticidad y calidad. Aquí
tienes algunos ejemplos:
1.
Prueba del fuego – Se sometía el metal a altas
temperaturas para observar su resistencia y determinar si era puro o tenía
impurezas. Así como el fuego purifica el metal, las dificultades revelan el
carácter de una persona. "En el crisol se prueba la plata y en el horno
el oro, pero el Señor prueba los corazones." — Proverbios 17:3
2.
Ensayo con ácido – Se aplicaban ácidos como el
vinagre o el ácido nítrico sobre el metal para ver si reaccionaba, lo que
ayudaba a identificar falsificaciones. Los metales falsos reaccionan al ácido;
las personas muestran su verdadera naturaleza cuando enfrentan la verdad. "El que practica la verdad
viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios." — Juan 3:21
3.
Golpe y sonido – Se golpeaba el metal y se
escuchaba el sonido que producía. Los metales puros generaban un tono claro y
resonante. Un metal puro tiene un sonido claro; una persona íntegra habla con
verdad y coherencia. "De
la abundancia del corazón habla la boca." — Lucas 6:45
4.
Rasguño sobre piedra de toque – Se frotaba el metal sobre una
piedra especial y luego se aplicaban reactivos para comparar el color con
muestras de referencia. La prueba con la Palabra. Los metales genuinos dejan una marca
fiable; la vida de una persona debe alinearse con las Escrituras. "Toda la
Escritura es inspirada por Dios… para que el hombre de Dios sea perfecto." — 2 Timoteo
3:16-17
5.
Peso y densidad – Se pesaba el metal y se
comparaba con su volumen para verificar si coincidía con la densidad esperada
de un metal puro. La autenticidad de un metal se mide por su peso; el verdadero
valor de una persona se ve en su humildad y carácter. "El hombre bueno, del buen
tesoro de su corazón saca lo bueno."
— Lucas 6:45
_Horizontes en la Calma_CANCIÓN DE JAWDI
LA PRESIÓN, LA URGENCIA Y LA FALTA DE OPORTUNIDAD
PARA EXAMINAR
Son tácticas comunes de los falsos maestros y
engañadores. En la Biblia, muchas veces los engañadores buscan apresurar a las
personas para que actúen sin pensar, sin analizar y sin comparar sus palabras
con la verdad
La ansiedad visita una villa

En una apacible villa, la
inesperada llegada de la
ansiedad causó un gran
alboroto. Los vecinos, curiosos y entusiasmados, formaron fila para recibir sus
supuestos "dones": uno recibió la anticipación constante
y sus punzadas en el pecho, otro la evitación frenética que lo agotaba día tras día,
y el tercero obtuvo la obsesión con el control
absoluto, que no lo dejaba descansar ni cuando todo ya había
pasado.
Al principio, todos lo tomaron
como un privilegio… hasta que se dieron cuenta del precio. Estaban atrapados,
desorientados y vacíos, y clamaban decepcionados: "¡Nos han engañado!"
Pero entonces reapareció un
lugareño que no se había dejado llevar por la emoción inicial. Con calma, les
reveló que la ansiedad no era un oráculo, ni un enemigo, sino una emoción ambigua que avisa,
pero no define. Les ayudó a descubrir que sus síntomas venían
de heridas más profundas: miedo a no ser suficientes, temor al rechazo,
necesidad de validarse a través del control.
Cuando los vecinos escucharon sus cuerpos y
entendieron sus emociones, la ansiedad ya no fue una enemiga, sino una aliada que les señalaba el
camino al interior. No era cuestión de suprimirla, sino de detenerse, sentir y
transformarse desde dentro.
El cuento concluye con una
poderosa confesión: que a veces basta una
pausa honesta y valiente para darle al alma lo que pide. Porque
el verdadero regalo no era lo que la ansiedad traía... sino lo que revelaba.
Génesis 3:1-6
Reina-Valera 1960
Desobediencia del hombre
3 Pero la
serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios
había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: ¿No comáis de
todo árbol del huerto? 2 Y la mujer respondió a la
serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; 3 pero
del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él,
ni le tocaréis, para que no muráis. 4 Entonces la
serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5 sino que sabe
Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como
Dios, sabiendo el bien y el mal. 6 Y vio la mujer que el
árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable
para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su
marido, el cual comió así como ella.
de Dios.
La serpiente presiona a Eva con
la idea de que debe comer el fruto
de inmediato para no perder
una supuesta ventaja: "No
moriréis; sino que Dios sabe que el día que comáis de él, serán abiertos
vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal."
Estrategia
del engaño: Satanás crea urgencia falsa,
insinuando que Dios le está ocultando algo y que debe actuar rápido para no perder la oportunidad de "ser como
Dios".
Uno de los mejores ejemplos de
esto es Génesis 3:1-6,
cuando la serpiente engaña a Eva. La serpiente no le da tiempo para reflexionar, sino que presiona con una
mezcla de duda y urgencia: "¿Conque Dios
os ha dicho…?" – Empieza
con una distorsión y luego insiste en que debe actuar ya, porque supuestamente Dios le
está privando de algo.
Mateo 4:8-9
Reina-Valera 1960
8 Otra vez le llevó el diablo a
un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, 9 y
le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.
Cuando Satanás ofrece a Jesús
todos los reinos del mundo, le exige una acción
inmediata: "Todo
esto te daré, si postrado me adoras."
Estrategia
del engaño: Satanás trata de acortar el proceso,
ofreciéndole un "atajo" a la gloria sin pasar por la cruz. Le urge a decidir sin examinar las
consecuencias.
Cuando Satanás intenta tentar a
Jesús ofreciéndole todos los reinos del mundo de inmediato si tan solo se postraba ante él.
Pero Jesús, en vez de dejarse llevar por la urgencia, responde con la Palabra: "Vete, Satanás, porque
escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás."
Esto nos
enseña que los
falsos siempre quieren que tomemos decisiones rápidas, sin probar ni examinar.
Es por eso que Dios nos llama a la prudencia, al discernimiento y a la
paciencia:
El simple petí todo lo cree;
Mas el avisado arum mira bien sus pasos. — Proverbios 14:15
Petí que
acepta todo sin cuestionar.
En hebreo, esta palabra también implica inexperiencia
o falta de juicio crítico.
Arum prudente,
astuto y capaz de evaluar cuidadosamente sus
decisiones.
En otros
pasajes, arum se
usa para describir la sabiduría práctica y
la capacidad de prever consecuencias.
Diferencia clave: El simple
cree cualquier cosa sin analizarla, mientras que el avisado
examina y reflexiona antes de actuar. Este versículo nos llama a desarrollar discernimiento
y no aceptar información sin verificarla.
EL bocado del diablo:
Juan 13:27-30
Reina-Valera 1960
27 Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que
vas a hacer, hazlo más pronto. 28 Pero ninguno de los que
estaban a la mesa entendió por qué le dijo esto. 29 Porque
algunos pensaban, puesto que Judas tenía la bolsa, que Jesús le decía: Compra
lo que necesitamos para la fiesta; o que diese algo a los pobres. 30 Cuando
él, pues, hubo tomado el bocado, luego salió; y era ya de noche.
A simple vista, parece que Jesús es quien introduce la urgencia, pero cuando
lo examinamos cuidadosamente, hay una profundidad aún mayor:
¿Quién impulsa la urgencia?
La clave está en el orden de los
hechos:
- Primero, Satanás entra en Judas.
- Después de eso, Jesús le dice: "Lo que vas a
hacer, hazlo más pronto."
Esto sugiere que Jesús no origina la urgencia diabólica, sino que reconoce lo que está ocurriendo en el corazón de Judas.
Él no lo está apurando para provocar la traición, sino que está permitiendo que se cumpla el plan redentor que
sabía que vendría, incluso si eso implicaba que Judas siguiera el impulso que
ya había aceptado.
Es decir, Jesús no está manipulando
ni forzando la traición; está declarando algo que ya
estaba decidido en el corazón de Judas y en el plan de redención.
¿Y por qué entonces lo expresa con urgencia?
Jesús, como buen maestro y soberano
sobre todas las cosas, no se deja dominar por la
obra del diablo, sino que toma control de la escena. Es como si dijera: "Lo
que estás por hacer, hazlo ya... no porque yo quiera que me traiciones, sino
porque yo sé que has decidido hacerlo, y sé que este dolor también tiene un
propósito eterno."
Esta urgencia no nace del engaño, como lo hace el diablo, sino
de una santa determinación: Jesús no huye del sufrimiento, lo abraza para cumplir el propósito del Padre. Por
eso, mientras Satanás usa la urgencia para el engaño, Jesús la permite para la redención.
Estrategia del
engaño: Satanás acelera la
traición, impidiendo que Judas tenga tiempo para reflexionar sobre su
decisión. La urgencia le lleva al error sin considerar las consecuencias.
Los engaños
del enemigo suelen venir con presión para tomar decisiones rápidas, sin permitir el discernimiento
ni la evaluación. Esto es lo contrario al llamado de Dios, que nos dice:
"Examinadlo todo; retened lo bueno." — 1 Tesalonicenses 5:21
_El Arte de la Espera_canción de JAWDI
La psicología ha investigado cómo
la presión y la urgencia pueden ser herramientas clave en
la manipulación y el engaño. Aquí algunos hallazgos interesantes:
1.
La urgencia como táctica de persuasión – Los estudios muestran que
cuando las personas sienten que deben tomar una decisión rápidamente, su capacidad de análisis
disminuye, lo que las hace más vulnerables a aceptar
información falsa.
2.
El miedo y la presión emocional – En situaciones de crisis, la
urgencia genera estrés y ansiedad,
lo que puede llevar a aceptar información sin cuestionarla.
3.
Los rumores y la desinformación – En conflictos sociales, los
rumores falsos suelen difundirse con un sentido
de urgencia, lo que moviliza a las personas sin darles tiempo
para verificar la veracidad.
4.
La urgencia subjetiva – En psicología clínica, se ha
observado que las personas que actúan impulsivamente bajo presión suelen rechazar el análisis racional, lo que puede llevarlas a tomar decisiones
erróneas.
Estos estudios confirman que la
urgencia es una herramienta poderosa para influir en la percepción y el
comportamiento.
El Adivino

En un pueblo lejano, un astuto
campesino llamado Cangrejo
decidió cambiar su destino. ¿Y
si fingiera ser un adivino? Pensó. Para convencer a sus
vecinos, robaba sus
pertenencias y luego "adivinaba" dónde estaban,
ganándose fama y respeto.
Su reputación creció tanto que
llegó a oídos del conde,
quien lo llamó urgentemente: "Han
robado mi dinero. Si lo encuentras, te recompensaré. Pero si fallas, te
encerraré para siempre."
Cangrejo entró en pánico,
pues no tenía idea de dónde estaba el dinero. Lo que no sabía era que los verdaderos ladrones eran
los sirvientes del conde, quienes, aterrados por su supuesta
habilidad, creyeron que los
descubriría.
Durante la cena, cada vez que un
sirviente entraba con un plato, Cangrejo decía: "¡Aquí
está el primero!" "¡Aquí
está el segundo!" "¡Y el
tercero al fin!"
Los ladrones entraron en pánico,
convencidos de que el adivino los había descubierto. Le confesaron todo
y le revelaron el escondite del dinero.
Cuando Cangrejo informó al conde,
este quiso ponerlo a prueba una última vez: "¿Qué
tengo en mi mano?"
El campesino, sudando de miedo, murmuró para sí mismo:
"¡Ay, pobre Cangrejo! ¡Ahora sí que te
atrapó el conde!"
El conde abrió la mano y, sorprendido, tenía un cangrejo dentro. Creyó que el adivino
era realmente poderoso y lo recompensó con riquezas.
Pero Cangrejo, al regresar a
casa, juró nunca más
fingir ser lo que no era.
Al cerrar esta enseñanza, lo
hacemos con una sonrisa gracias al ingenioso cuento de El Adivino, pero también con una
advertencia profunda: no
todo lo que parece sabiduría lo es, y no toda manifestación espiritual proviene
de lo alto.
Cangrejo, sin buscarlo realmente,
desenmascaró a los culpables. Pero lo hizo no por discernimiento, sino por
coincidencias temerosas y una buena dosis de suerte. Y eso es exactamente lo
que no puede suceder
con nuestras almas: no podemos dejar el discernimiento
espiritual en manos del azar o la intuición.
La Biblia nos llama con firmeza:
> “Amados, no creáis a todo
espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios…” — 1 Juan 4:1
Esto no es una sugerencia. Es una urgente responsabilidad espiritual. En tiempos donde la apariencia puede vestirse de luz (2 Corintios 11:14) Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz., cada creyente necesita desarrollar un oído afinado al Espíritu Santo, una mente fundamentada en la Palabra, y un corazón que no se deje arrastrar por la prisa ni las emociones.
Porque mientras el mundo
espiritual se mueve con poder, el
Espíritu de Dios nunca se contradice ni se oculta tras la confusión. No impone urgencias sin
propósito ni habla en secreto a espaldas de Su verdad revelada.
Así que, como le ocurrió al
improvisado adivino, podemos caer en el error de aparentar discernimiento sin
tenerlo. Pero si nos dejamos guiar por la Palabra, examinando con paciencia y
humildad, seremos como el
avisado que mira bien sus pasos (Proverbios 14:15) y como los de Berea, que
escudriñaban cada enseñanza con las Escrituras en mano (Hechos
17:11).
Al final, el verdadero
discernimiento no consiste en
tener todas las respuestas, sino en depender del que nunca se
equivoca.
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