Saludos
amigos: Medito en la belleza, “LA EFIMERA BELLEZA”. Y hoy quisiera compartirles
tres poesías acerca de esos momentos bellos que a veces se nos escapan y no
sabemos contemplarlos en su justa belleza, llevados por ese precipicio que nos
asusta “el saber que “esto también pasará”.
La
primera poesía es de Antonio Machado, la segunda de su hermano Manuel Machado quizás
más preocupado por el presente y la tercera otra vez de Antonio Machado. La época
en que vivieron marcaron pesimismo y eso lo entendemos, pero en mi opinión es
un gran contraste con la enseñanza del maestro de Galilea….que pide FE para
aspirar a un nuevo vestido de belleza que Dios nos pondrá, cada vez que la vida
nos desnuda con su sobredosis de realidad.
Mateo 6:28-30 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
28 Y
por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo
crecen: no trabajan ni hilan;
29 pero
os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de
ellos.
30 Y
si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste
así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?
Puede seguir leyendo oyendo en el fondo esta magnifica sinfonia, dedicada a los poetas que sienten su belleza como un vestido pasajero y efimero, tal vez comprendas que hay cambio de vestido, que pasamos de una belleza a otra y no hay motivos para estar tristes, vistete de lo que Dios te da hoy para ponerte y no te preocupes por el mañana ya llegará con su nuevo vestido, este es el mensaje que me evoca la siguiente melodia y me deja satisfecho y con fe.
Pachelbel - Canon In D Major. Best version.
“Del
pasado efímero”
Este
hombre del casino provinciano
que
vio a Carancha recibir un día,
tiene
mustia la tez, el pelo cano,
ojos
velados de melancolía;
bajo
el bigote gris, labios de hastío,
y
una triste expresión que no es tristeza,
sino
algo más o menos: el vacío
del
mundo en la oquedad de su cabeza.
Aun
luce de corinto terciopelo
chaqueta
y pantalón abotinado,
y
un cordobés color de caramelo,
pulido
y torneado.
Tres
veces heredó; tres ha perdido
al
monte su caudal; dos ha enviudado.
Sólo
se anima ante el azar prohibido,
sobre
el verde tapete reclinado,
o
al evocar la tarde un torero,
o
la suerte un tahúr, o si alguna cuenta
la
hazaña de un gallardo bandolero,
o
la proeza de un matón, sangrienta.
Bosteza
de política banales
dicterios
al Gobierno reaccionario,
y
augura que vendrán los liberales,
cual
torna la cigüeña al campanario.
Un
poco labrador, del cielo aguarda
y
al cielo teme; alguna vez suspira,
pensando
en su olivar, y al cielo mira
con
ojo inquieto, si la lluvia tarda.
Lo
demás, taciturno, hipocondríaco,
prisionero
en la Arcadia del presente,
le
aburre; sólo el humo del tabaco
simula
algunas sombras en su frente.
Este
hombre no es de ayer ni es de mañana,
sino
de nunca; de la cepa hispana
no
es el fruto maduro ni podrido,
es
una fruta vana
de
aquella España que pasó y no ha sido,
esa
que hoy tiene la cabeza cana.
ANTONIO MACHADO
LA
CANCIÓN DEL PRESENTE
No sé odiar, ni amar tampoco.
Y en mi vida inconsecuente,
amo, a veces, como un loco
u odio de un modo insolente.
Pero siempre dura poco
lo que quiero y lo que no...
¡Qué sé yo!
Ni me importa...
Alegre es la vida. Y corta,
pasajera.
Y es absurdo,
y es antipático y zurdo
complicarla
con un ansia de verdad
duradera
y expectante.
¿Luego?... ¡Ya!
La verdad será cualquiera.
Lo precioso es el instante
que se va.
Y en mi vida inconsecuente,
amo, a veces, como un loco
u odio de un modo insolente.
Pero siempre dura poco
lo que quiero y lo que no...
¡Qué sé yo!
Ni me importa...
Alegre es la vida. Y corta,
pasajera.
Y es absurdo,
y es antipático y zurdo
complicarla
con un ansia de verdad
duradera
y expectante.
¿Luego?... ¡Ya!
La verdad será cualquiera.
Lo precioso es el instante
que se va.
MANUEL MACHADO
EL MAÑANA EFIMERO
La España de charanga y
pandereta,
cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y alma quieta,
ha de tener su mármol y su día,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y alma quieta,
ha de tener su mármol y su día,
su infalible mañana y su poeta.
El vano ayer engendrará un mañana
vacío y por ventura pasajero.
Será un joven lechuzo y tarambana,
un sayón con hechuras de bolero,
a la moda de Francia realista
un poco al uso de París pagano
y al estilo de España especialista
en el vicio al alcance de la mano.
Esa España inferior que ora y bosteza,
vieja y tahúr, zaragatera y triste;
esa España inferior que ora y embiste,
cuando se digna usar la cabeza,
aún tendrá luengo parto de varones
amantes de sagradas tradiciones
y de sagradas formas y maneras;
florecerán las barbas apostólicas,
y otras calvas en otras calaveras
brillarán, venerables y católicas.
El vano ayer engendrará un mañana
vacío y por ventura pasajero.
Será un joven lechuzo y tarambana,
un sayón con hechuras de bolero,
a la moda de Francia realista
un poco al uso de París pagano
y al estilo de España especialista
en el vicio al alcance de la mano.
Esa España inferior que ora y bosteza,
vieja y tahúr, zaragatera y triste;
esa España inferior que ora y embiste,
cuando se digna usar la cabeza,
aún tendrá luengo parto de varones
amantes de sagradas tradiciones
y de sagradas formas y maneras;
florecerán las barbas apostólicas,
y otras calvas en otras calaveras
brillarán, venerables y católicas.
El vano ayer engendrará un mañana
vacío y ¡por ventura! pasajero,
la sombra de un lechuzo tarambana,
de un sayón con hechuras de bolero;
el vacuo ayer dará un mañana huero.
Como la náusea de un borracho ahíto
de vino malo, un rojo sol corona
de heces turbias las cumbres de granito;
hay un mañana estomagante escrito
en la tarde pragmática y dulzona.
Mas otra España nace,
la España del cincel y de la maza,
con esa eterna juventud que se hace
del pasado macizo de la raza.
Una España implacable y redentora,
España que alborea
con un hacha en la mano vengadora,
España de la rabia y de la idea.
ANTONIO MACHADO
En verdad que para vivir !necesitamos mas al profeta que al poeta!, no hay esperanza para el poeta que ve como la belleza del pasado es efímera y que el presente precioso es el que se va, donde poetas y profetas muchas veces quedan desnudos es cuando se dan cuenta de que su antiguo vestido de belleza se torna, blanco y arrugado, débil y voluble. Allí es donde las palabras del maestro se vuelven consoladoras, hombres de poca fe ¿No valéis vosotros mucho mas? Si Dios viste a la naturaleza cada primavera también te vestirá a ti.
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