jueves, 4 de enero de 2024

INTEGRIDAD Y SEGURIDAD

 

INTEGRIDAD Y SEGURIDAD


Hay dos conceptos en la biblia que a veces batallan en nuestras vidas como creyentes, cuando en realidad si nos falta alguno de ellos estamos perdidos.

Para algunas personas pueden pensar que alguien herido que llora no puede ser íntegro por varios motivos, como los siguientes:

1-Porque tienen una idea equivocada de lo que significa ser íntegro, y lo asocian con ser duro, fuerte, inmutable o invulnerable. Estas personas pueden creer que la integridad se demuestra ocultando o negando las emociones, y que llorar es una señal de debilidad, fragilidad, inestabilidad o hipocresía.

2-Porque tienen una actitud de indiferencia, desprecio o rechazo hacia el sufrimiento ajeno, y lo consideran como algo molesto, innecesario o injustificado. Estas personas pueden creer que la integridad se demuestra superando o ignorando las dificultades, y que llorar es una forma de llamar la atención, de manipular o de victimizarse.

3-Porque tienen una experiencia de dolor, trauma o abuso que les ha impedido expresar o gestionar sus propias emociones, y las han reprimido o bloqueado.

Estas personas pueden creer que la integridad se demuestra resistiendo o escapando de la realidad, y que llorar es una amenaza, un riesgo o una pérdida de control.

Estos motivos pueden estar influidos por factores culturales, sociales, familiares o personales, que condicionan la forma de entender y de vivir la integridad y el llanto. Sin embargo, estos motivos no son válidos ni universales, y pueden ser cuestionados y cambiados.

La integridad y el llanto no son incompatibles, sino complementarios. Ser íntegro no significa ser perfecto, sino ser auténtico. Llorar no significa ser débil, sino ser sensible. Alguien herido que llora puede ser íntegro, porque reconoce y expresa lo que siente, porque busca y acepta ayuda, porque se cuida y se respeta, y porque se esfuerza y se mejora.

Tal vez la culpa, si sea un verdadero daño que puede limitar la capacidad de la gente integra y honesta. Pero de eso hablaremos otro día.

La integridad es la cualidad de ser honesto, recto y fiel a Dios y a sus principios. Implica ser completo, entero y sin defecto en nuestra conducta y en nuestro corazón. La integridad nos hace agradables a Dios y nos permite recibir sus bendiciones.

La palabra integridad viene del latín integritas, que significa totalidad, robustez, honestidad y rectitud. Se deriva del adjetivo integer, que significa intacto, entero, no tocado o no alcanzado por un mal. El adjetivo se compone del prefijo in-, que niega, y la raíz del verbo tangere, que significa tocar o alcanzarLa integridad expresa la idea de una pureza o una perfección que no ha sido afectada o contaminada por nada.

El concepto latino y occidental no es exactamente igual que el concepto biblico. Un animal para el sacrificio era integro cuando no tenia faltas de consideracion (patas, ojos, oidos, enfermedades etc)... este concepto para un ser humano pasa al nivel moral y etico.

La seguridad es la confianza, la protección y la paz que Dios ofrece a sus hijos. Implica depender de Dios y de sus promesas, y no de nuestras propias fuerzas o circunstancias. La seguridad nos hace tranquilos, valientes y esperanzados.

La integridad es una cualidad que el creyente debe cultivar (trabajar toda su vida), pero no es una garantía de que obtendrá la seguridad.

La seguridad es (un regalo que Dios) ofrece, pero no es una condición para que el creyente sea íntegro. La integridad y la seguridad son dos aspectos de la vida cristiana que se complementan, pero no se dependen.

Esta mañana en mis sueños alguien me explicaba usando la biblia estos dos conceptos y me decía literalmente si intentas conquistar tu seguridad a toda costa entonces perderás las dos cosas (tu seguridad y también tu integridad) pero si priorizas tu Integridad incluso afectando temporalmente a tu seguridad, conquistaras las dos.



La Ciencia, la Fortuna, la Resignación y la Integridad.

Se dice que cierto día salieron a pasear juntas la Ciencia, la Fortuna, la Resignación y la Integridad.

Mientras caminaban dijo la Ciencia:

Amigas mías, pudiera darse el caso de que nos separáramos unas de otras y sería bueno determinar un lugar donde pudiéramos encontrarnos de nuevo.

A mí, podréis encontrarme siempre en la biblioteca de aquel sabio Dr. X, a quien, como sabéis, siempre acompaño.

En cuanto a mí expresó la Fortuna - me hallaréis en casa de ese millonario cuyo palacio está en el centro de la ciudad.

La Resignación dijo por su parte:

A mí podréis encontrarme en la pobre y triste choza de aquel buen viejecillo a quien con tanta frecuencia veo y que tanto ha sufrido en la vida.

Como la Integridad permanecía callada, sus compañeras le preguntaron:
Y a ti, ¿dónde te encontraremos?
La Integridad, bajando tristemente la cabeza, respondió:

- A mí, quien una vez me pierde jamás vuelve a encontrarme.

"Quien pierde su integridad y su honradez lo ha perdido todo".


¿Es tan importante guardar nuestra integridad?

Los ejemplos de quienes no lo hicieron son muy dramáticos:

1-Judas

Un caso que se me ocurre es el de Judas Iscariote, el discípulo que traicionó a Jesús. Judas careció de integridad al vender a su Maestro por treinta monedas de plata, y al entregarlo a sus enemigos con un beso. Judas buscaba su seguridad al aliarse con los líderes religiosos que querían matar a Jesús, pero al final se arrepintió de su traición y se quitó la vida. Su falta de integridad le costó su seguridad, su salvación y su alma.

La historia de Judas Iscariote nos enseña que la integridad es más importante que la seguridad, porque implica ser leal, sincero y fiel a Dios y a sus propósitos. La seguridad que se basa en la traición, la avaricia o el miedo es una seguridad falsa, que no puede dar paz ni felicidad. La verdadera seguridad viene de seguir a Jesús, y de confiar en su amor y en su gracia.

2-Ananias y Zafira.

Ananías y Safira eran una pareja que formaba parte de la primera comunidad cristiana en Jerusalén. Esta comunidad se caracterizaba por compartir todos sus bienes, y por ponerlos a disposición de los apóstoles, que los distribuían según las necesidades de cada uno. Así, nadie entre ellos sufría escasez ni pobreza.

Ananías y Safira vendieron una propiedad que tenían, y decidieron ofrecer parte del dinero a los apóstoles, como una muestra de generosidad y de compromiso con la causa cristiana. Sin embargo, en lugar de dar todo el dinero que habían recibido, se quedaron con una parte, y mintieron sobre el precio de la venta. Querían aparentar que eran más generosos de lo que en realidad eran, y así obtener el reconocimiento y la admiración de los demás.

Pero su mentira no pasó desapercibida para Dios, ni para el apóstol Pedro, que tenía el don de discernir los espíritus. Pedro les reprochó su engaño, y les dijo que no habían mentido a los hombres, sino a Dios. Les recordó que la propiedad era suya, y que podían haber hecho con ella lo que quisieran, pero que al mentir sobre el dinero, habían tentado al Espíritu Santo, y habían puesto a prueba la fidelidad de Dios.

Al oír estas palabras, Ananías y Safira cayeron muertos, uno tras otro, y fueron sepultados por los jóvenes de la comunidad. Su muerte causó un gran temor entre todos los que se enteraron, y sirvió como una advertencia para los que intentaban engañar a Dios o a su pueblo.

La historia de Ananías y Safira nos enseña que la integridad es más importante que la seguridad, porque implica ser sincero, coherente y fiel a Dios y a sus principios. La seguridad que se basa en la mentira, la hipocresía o la codicia es una seguridad falsa, que no puede resistir el juicio de Dios, ni el testimonio de nuestra conciencia. La verdadera seguridad viene de confiar en Dios, y de obedecer su voluntad, aunque eso implique renunciar a nuestros intereses o a nuestra comodidad.

Aunque otros casos quedaron mejor eso fue porque luego fueron formados por Dios mismo en muy duras experiencias y aprendizaje.

3- La historia de Jacob y Esaú.

Jacob era el hijo menor de Isaac, pero engañó a su padre y a su hermano mayor Esaú para obtener la bendición y la primogenitura que no le correspondían. Jacob careció de integridad al mentir y aprovecharse de la debilidad de su padre y de la ingenuidad de su hermano. Su falta de integridad le costó su seguridad, pues tuvo que huir de la ira de Esaú, y vivir como extranjero y como siervo de su tío Labán. Aunque Dios lo bendijo y lo protegió, Jacob tuvo que enfrentarse a muchas dificultades y conflictos, y solo pudo reconciliarse con Esaú después de muchos años

4-La historia de Acán.

Acán era un israelita que participó en la conquista de Jericó, la primera ciudad que cayó ante el pueblo de Dios en la tierra prometida. Dios había ordenado que todo lo que había en la ciudad fuera destruido, y que nada fuera tomado como botín. Sin embargo, Acán desobedeció y se quedó con un manto babilónico, doscientos siclos de plata y una barra de oro. Acán careció de integridad al desobedecer a Dios y al ocultar su pecado. Su falta de integridad le costó su seguridad, pues provocó la ira de Dios y la derrota de Israel ante los hombres de Hai. Acán fue descubierto y apedreado junto con su familia y sus posesiones.

5-La historia de Pedro.

Pedro era uno de los discípulos más cercanos a Jesús, y el que le confesó como el Cristo, el Hijo de Dios. Sin embargo, cuando Jesús fue arrestado y llevado ante el sumo sacerdote, Pedro lo negó tres veces, tal como Jesús le había predicho. Pedro careció de integridad al renegar de su Maestro y de su fe, por miedo a las consecuencias. Su falta de integridad le costó su seguridad, pues se sintió culpable y triste, y pensó que había fallado a Jesús. Sin embargo, Jesús lo perdonó y lo restauró, y le dio la misión de apacentar sus ovejas .

6-Integridad en el matrimonio y la familia.

La mayoría de los problemas diarios apelan a nuestra integridad, por ejemplo, en 1 Corintios 7 se nos habla de matrimonios mixtos, separaciones en busca de la paz, no separaciones en busca de la santificación, pureza, manteniéndola sin caer en la tentación, vivir fuera de fornicación (porneia) Pablo no propone una seguridad basada en el conformismo, el legalismo o el egoísmo, sino una seguridad basada en la fidelidad, la pureza, el amor y la paz. Este tipo de vida integra en tus relaciones del día a día nos forma, en esto no es suficiente la información, sino que se requiere formación e integridad.

No es mi tema hoy ( pero seguro que alguno de mis oyentes o lectores necesita plantearse ser integro-a en lo que enseña 1 Corintios 7) y tomar decisiones al respecto.

EL HACHA DEL LEÑADOR


Había una vez un leñador que vivía en una pequeña aldea. Todos los días salía al bosque a cortar leña, que luego vendía en el mercado. Era un hombre pobre, pero feliz y contento con lo que tenía.

Un día, mientras cortaba un árbol, se le cayó el hacha al río. El leñador se asomó al agua, pero no pudo ver su hacha. Se puso muy triste, porque era su único medio de trabajo y no tenía dinero para comprar otra.

Entonces, se arrodilló en la orilla y empezó a orar: “Oh, Dios, por favor, ayúdame a recuperar mi hacha. Sin ella no podré ganarme el pan para mí y mi familia. Te lo ruego, ten piedad de mí”.

De repente, vio salir del agua a un hombre hermoso, vestido de blanco, que le dijo: “Soy Dios, y he oído tu oración. Quiero ayudarte, pero necesito que me digas la verdad. ¿Es esta tu hacha?”.

Y le mostró un hacha de oro, que brillaba como el sol. El leñador se quedó maravillado ante la belleza del hacha, pero no se dejó tentar por ella. Sabía que no era suya, y que no le correspondía.

Así que le dijo a Dios del río: “No, esa no es mi hacha. Mi hacha era de hierro, y no tenía ningún valor. Pero era mía, y la necesitaba para trabajar”.

Y Dios sonrió y le dijo: “Has dicho la verdad, y eso te honra. Eres un hombre íntegro y honesto, y mereces una recompensa. Te devolveré tu hacha, pero también te daré esta hacha de oro, como regalo por tu virtud. Puedes quedarte con las dos, y usarlas como quieras”.

Y le entregó las dos hachas al leñador, que no podía creer lo que estaba pasando. Le dio las gracias a Dios, y se fue a su casa, feliz y agradecido.

Cuando llegó a su aldea, todos se sorprendieron al ver el hacha de oro que llevaba. Le preguntaron de dónde la había sacado, y él les contó lo que le había pasado. Todos lo felicitaron por su suerte, y algunos sintieron envidia de él.

Uno de ellos fue otro leñador, que era muy codicioso y mentiroso. Al oír la historia, pensó: “Si yo hiciera lo mismo, podría conseguir un hacha de oro, y sería rico y poderoso. Voy a probarlo”.

Y al día siguiente, se fue al bosque con su hacha, y la tiró al río. Luego se puso a llorar y a orar, como había hecho el otro leñador. “Oh, Dios, por favor, ayúdame a recuperar mi hacha. Sin ella no podré ganarme el pan para mí y mi familia. Te lo ruego, ten piedad de mí”.

Entonces, apareció Dios, y le dijo: “Soy Dios, y he oído tu oración. Quiero ayudarte, pero necesito que me digas la verdad. ¿Es esta tu hacha?”.

Y le mostró un hacha de hierro, igual a la que había tirado. El leñador codicioso pensó: “Si digo que sí, solo me devolverá esta hacha, y no conseguiré la de oro. Tengo que mentir, para que me dé la otra”.

Así que le dijo a Dios: “No, esa no es mi hacha. Mi hacha era de oro, y valía una fortuna. Pero la perdí en el río, y no sé cómo recuperarla”.

Y Dios frunció el ceño y le dijo: “Has dicho una mentira, y eso te condena. Eres un hombre falso y deshonesto, y no mereces ninguna ayuda. No te devolveré tu hacha, ni te daré la de oro. Te quedarás sin nada, y aprenderás la lección”.

Y desapareció, dejando al leñador sin hacha y sin esperanza. El leñador se arrepintió de su engaño, pero ya era tarde. Se dio cuenta de que había perdido su seguridad por no cuidar su integridad, y se fue a su casa, triste y avergonzado.

Moraleja: La integridad es más valiosa que el oro, y la seguridad se basa en la verdad. No sacrifiques tu integridad por tu seguridad, porque al final perderás las dos.

La Biblia nos muestra que hay casos en que la integridad y la seguridad van juntas, como en los ejemplos de Daniel, Moisés y David. 

Curiosamente los tres personajes bíblicos mas maltratados por su entorno más cercano.

Esto significa que se puede estar muy herido pero a la vez muy bien formado en el corazón, esto es integridad.

1-Daniel 6:

Daniel 6:3-5

Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino. Entonces los gobernadores y sátrapas buscaban ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado al reino; mas no podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él. Entonces dijeron aquellos hombres: No hallaremos contra este Daniel ocasión alguna para acusarle, si no la hallamos contra él en relación con la ley de su Dios.

  • Daniel era un hombre íntegro que servía al rey Darío con excelencia. Sin embargo, algunos funcionarios envidiosos tramaron un plan para eliminarlo, y lograron que el rey firmara un decreto que prohibía adorar a cualquier otro dios que no fuera el rey. Daniel, sin embargo, no dejó de orar a su Dios tres veces al día, y fue descubierto y acusado. El rey, a pesar de apreciar a Daniel, no pudo revocar el decreto y tuvo que ordenar que lo echaran al foso de los leones. Pero Dios envió a su ángel y cerró la boca de los leones, y Daniel salió ileso del foso. El rey reconoció el poder de Dios y castigó a los que habían conspirado contra Daniel.
  • 2-DAVID 1 Samuel 24:

1 Samuel 24:7-11

Así reprimió David a sus hombres con palabras, y no les permitió que se levantasen contra Saúl. Y Saúl, saliendo de la cueva, siguió su camino.

También David se levantó después, y saliendo de la cueva dio voces detrás de Saúl, diciendo: ¡Mi señor el rey! Y cuando Saúl miró hacia atrás, David inclinó su rostro a tierra, e hizo reverencia. Y dijo David a Saúl: ¿Por qué oyes las palabras de los que dicen: Mira que David procura tu mal? 10 He aquí han visto hoy tus ojos cómo Jehová te ha puesto hoy en mis manos en la cueva; y me dijeron que te matase, pero te perdoné, porque dije: No extenderé mi mano contra mi señor, porque es el ungido de Jehová. 11 Y mira, padre mío, mira la orilla de tu manto en mi mano; porque yo corté la orilla de tu manto, y no te maté. Conoce, pues, y ve que no hay mal ni traición en mi mano, ni he pecado contra ti; sin embargo, tú andas a caza de mi vida para quitármela.

  • David era el ungido de Dios para ser el rey de Israel, pero antes tuvo que soportar la persecución de Saúl, el rey actual, que lo veía como una amenaza. David tuvo varias oportunidades de matar a Saúl, pero no lo hizo, porque respetaba la autoridad que Dios le había dado. En una ocasión, David se encontró con Saúl en una cueva, donde este había entrado a hacer sus necesidades. David se acercó sigilosamente y le cortó un pedazo de su manto, pero no lo atacó. Luego, le mostró el pedazo de tela y le dijo que podía haberlo matado, pero que no quiso hacerlo, porque no quería levantar su mano contra el ungido de Dios. Saúl reconoció su error y bendijo a David, y le pidió que no exterminara a su descendencia cuando fuera rey.
  • 3-MOISÉS Hebreos 11:23-29:

Hebreos 11:23-29

23 Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey. 24 Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, 25 escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, 26 teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón. 27 Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible. 28 Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos.

·         29 Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e intentando los egipcios hacer lo mismo, fueron ahogados.

Este pasaje nos habla de la fe y la integridad de Moisés, el líder de Israel. Moisés nació en una época en que el faraón había ordenado matar a todos los niños hebreos. Sus padres lo escondieron y lo pusieron en una canasta en el río Nilo, donde fue encontrado por la hija del faraón y adoptado por ella. Moisés creció en el palacio, pero no se olvidó de su pueblo. Un día, al ver cómo un egipcio maltrataba a un hebreo, lo mató y tuvo que huir al desierto. Allí, Dios le habló desde una zarza ardiente y le encomendó la misión de liberar a su pueblo de la esclavitud. Moisés obedeció a Dios y se enfrentó al faraón, realizando señales y prodigios. Dios abrió el mar Rojo para que los israelitas pasaran, y lo cerró sobre los egipcios que los perseguían. Moisés guió al pueblo por el desierto, recibió la ley de Dios y le transmitió sus mandamientos.



¡Si yo no puedo enseñar integridad del corazón , entonces no tengo nada que enseñar a otro!

La información es el conjunto de datos, hechos o conocimientos que se pueden comunicar o recibir. La formación es el proceso de adquirir, desarrollar o mejorar las habilidades, competencias o actitudes necesarias para un determinado ámbito o actividad.

La formación de Daniel, Moisés y David fue diferente, pero en todos los casos se puede ver la mano de Dios guiándolos y preparándolos para su propósito.

  • Daniel fue formado en la corte de Babilonia, donde fue llevado como cautivo junto con otros jóvenes de la realeza y la nobleza de Judá. Allí recibió una educación en la lengua, la literatura y la ciencia de los caldeos, y demostró ser superior a todos los demás en sabiduría y entendimiento. Sin embargo, Daniel no se dejó contaminar por la idolatría y la impureza de Babilonia, sino que se mantuvo fiel a su Dios y a su ley. Dios le dio el don de interpretar sueños y visiones, y lo usó para revelar su plan para las naciones y los tiempos. Daniel fue un hombre de oración, de integridad y de valor, que sirvió a varios reyes y que influyó en la historia de su pueblo.
  • Moisés fue formado en dos etapas: la primera, en el palacio del faraón, donde fue adoptado por la hija de este y educado como un príncipe de Egipto. Allí aprendió todo el conocimiento y la cultura de los egipcios, y se destacó por su inteligencia y su liderazgo. La segunda, en el desierto de Madián, donde huyó después de matar a un egipcio que maltrataba a un hebreo. Allí vivió como un pastor, y se casó con Séfora, la hija de Jetro, el sacerdote de Madián. En el desierto, Dios le habló desde una zarza ardiente y lo llamó a liberar a su pueblo de la esclavitud. Moisés fue un hombre de fe, de humildad y de obediencia, que habló cara a cara con Dios y que transmitió su ley y su voluntad al pueblo de Israel3 .
  • David fue formado en el campo, donde cuidaba de las ovejas de su padre Isaí. Allí desarrolló sus habilidades como pastor, músico y guerrero, y también su confianza en Dios, a quien alababa con sus salmos. Dios lo escogió para ser el rey de Israel, y lo ungió por medio del profeta Samuel, cuando aún era un joven. David se enfrentó al gigante Goliat y lo venció con una honda y una piedra, demostrando su valor y su fe. David fue un hombre conforme al corazón de Dios, que amó y sirvió a su pueblo, que reconoció y se arrepintió de sus pecados, y que recibió la promesa de que su trono sería establecido para siempre .

La formación se relaciona con un corazón integro pero la información de cada uno puede variar según las circunstancia y los tiempos y el lugar donde vivimos.

  • Proverbios 10:9: El que camina en integridad anda confiado; mas el que pervierte sus caminos será quebrantado.

Cuando alguien esta estresado en su trabajo, tiende a relajar su necesidad de integridad y a olvidarse de su formación. Esto sucede porque las tentaciones con respecto a la hipocresía, la mentira, la corrupción, el fraude o el engaño son muchas: El valor de la integridad se destaca precisamente allí, pues el paso del tiempo acaba premiando a los que actuaron en forma recta y condenando a los que no lo hicieron, al menos a la hora de tener que convivir con su propia conciencia.


El contratista se sintió un poco molesto porque su carpintero bueno y experimentado dejaba el trabajo, pero le pidió al carpintero que le construyera una casa más.

El carpintero estuvo de acuerdo con el contratista, pero su corazón no estaba en su trabajo como solía estar. Recurrió a mano de obra de mala calidad y utilizó materiales inferiores para construir la última casa de su carrera. Fue una forma desafortunada de poner fin al prestigio que con muchos años y esfuerzo había ganado. Cuando el carpintero terminó la casa y el empleador vino a inspeccionarla.

Miró alrededor de la casa y justo antes de salir le entregó la llave de la puerta principal al carpintero. «Esta es tu casa», dijo, «mi regalo para ti».

Esto fue una gran sorpresa para el carpintero. Aunque se suponía que iba a ser una buena sorpresa, no se sentía bien ya que sentía una profunda vergüenza dentro de él. Si solo hubiera sabido que estaba construyendo su propia casa, lo habría hecho todo de manera diferente. Ahora tenía que vivir en una casa que no estaba tan bien construida.

Esta historia nos brinda una gran enseñanza sobre la integridad. Dios quiere que demos lo mejor de nosotros. La Biblia dice: «Todo lo que hagan, háganlo de buena gana, como si estuvieran sirviendo al Señor Jesucristo y no a la gente», (Colosenses 3:23).

Dios va a sorprender con innumerables bendiciones a todos aquellos que guarden sus mandamientos atesorados en sus corazones y los pongan en práctica para agradarle. Seguir los principios bíblicos, le hará disfrutar de toda la bondad que Dios ha querido para su vida.

«Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos», Lucas 6:31.

«No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará»Gálatas 6:7.

La seguridad que se basa en la mentira, la hipocresía o la codicia es una seguridad falsa, que no puede resistir el juicio de Dios, ni el testimonio de nuestra conciencia. La verdadera seguridad viene de confiar en Dios, y de obedecer su voluntad, aunque eso implique renunciar a nuestros intereses o a nuestra comodidad. El término hebreo Tamé (תָּמֵא) significa “impuro” o “inmundo”, y se usa para referirse a lo que está contaminado, manchado o corrompido, ya sea física, moral o ritualmente. Tamé es lo opuesto a Tahor (טָהוֹר), que significa “puro” o “limpio”.

El término hebreo TAMÍN (תָּמִים) significa “íntegro”, “perfecto”, “completo” o “sin defecto”, y se usa para referirse a lo que está entero, sano, puro o irreprochable.

En la biblia se usa para los animales que deben ser sin defectos relevantes (tamín) debían de ser completos. (Lev 1:3, 3:1, 4:3, 19:19-21) y Jesús pidió eso de cada uno de sus discipulos (Mateo 5:48) Para Jesús la perfección es la santidad (Leviticos 19:2).

En esta vida todos vamos a morir, así que no hay seguridad que podamos conquistar para nosotros y los nuestros, aquí debemos de conquistar nuestra integridad y solo así Dios nos traerá de vuelta puros, limpios y seguros en el mundo del mañana, por esto nunca antepongas tu seguridad temporal a tu conquista de integridad para agradar a Dios.