“Tres son los grandes problemas del hombre:
la naturaleza de complicar todo innecesariamente, creando nuevos problemas, el
absurdo afán de asumir problemas ajenos, y la estupidez de evitar los problemas reales”
Poco a poco los pensamientos no nos dejan vivir, los recuerdos nos complican y nuestros propios sueños ponen el listón de salida donde aun no podemos ni llegar.
No somos nadie para imponer nuestra visión de nuestra familia, Iglesia o pueblo a los demás, no les vamos a convencer a todos del lugar que ocupamos en realidad, incluso sera difícil que nos convenzamos nosotros mismos.
El cuento que a continuación te presentamos nos ilustra de
una manera simple cómo volver a lo simple y deja claro la manera en la que solemos complicar las cosas.
Hung había alcanzado la iluminación, pero, como todos los
iluminados, hablaba muy poco sobre ello. Sus discípulos le preguntaban
constantemente sobre su experiencia.
Sin embargo, lo único que Hung les dijo es que al
iluminarse se sintió como un tonto. Los discípulos no daban crédito y le
preguntaron por qué. La respuesta de Hung los dejó boquiabiertos:
—Me he pasado muchos años de mi vida escalando un muro muy
alto. He caído y he vuelto a empezar cientos de veces.
Me he lastimado las manos y los pies, hasta que al final
logré trepar hasta arriba. Cuando llegué, dañé mis manos al romper un cristal
para entrar en la torre de la iluminación…
Los discípulos no entendían nada. Lo que les decía Hung
los desconcertaba. ¿Acaso no valía de nada el esfuerzo realizado? ¿No
significaba nada llegar hasta esa torre, ya que le hizo sentir como un tonto?
Hung, antes de que los discípulos le preguntasen algo más,
volvió a hablar:
—Cuando estuve dentro de la torre de la iluminación me di cuenta de que la puerta siempre había estado
abierta.
¿cómo dejar de
complicarse la vida y volver a lo simple?
1-DISFRUTE DE LAS
COSAS PEQUEÑAS
2-RESCATA VIEJAS
COSTUMBRES OLVIDADAS
3-ALEJA LOS CHISMES
4-NO LE DES TANTAS
VUELTAS A LAS COSAS
5-TODO ES MAS FACIL DE
LO QUE APARECE
vida sencilla Facundo Cabral
Siempre me alarmó lo fácil que es que un ser humano entre en su vida en una de estas etapas que podemos llamar complejas, digamos difícil de explicar y por tanto de comprender.
Me contaron como una Iglesia en Cuba se
complicó su existencia, un hombre llegó con un sombrero a la cabeza al templo y
a los 5 minutos la mitad de ellos llegaron a la conclusión de que no podían
vivir en la misma Iglesia con los que prohibían que el hombre cubriera su
cabeza en tan sagrada congregación.
Quisiera en este ensayo explicarles lo que he aprendido a lo largo de mi vida respecto al arte de complicarse la vida.
Todo empieza con una "EMOCIÓN" segundo añadimos una "OPINIÓN" y tercero ambas cosas se convierten en un "SENTIMIENTO".
Desgraciadamente en nuestras vidas ningunas de estas tres experiencias son seguras, la primera (la emoción) puede ser provocada por terceras personas incluso surgir inconscientemente de nuestro interior, la segunda (mi opinión) puede estar equivocada y la tercera (el sentimiento) podría estar inducida por una mala interpretación de algo que nosotros no pudimos controlar.
Con lo dicho hasta ahora ya podemos ver lo frágiles que somos en cuanto a nuestros sentimientos y lo facil que es desde fuera inducirlos y provocárnoslo.
"SOLO DESPUÉS DE AÑADIR A NUESTRA EMOCIÓN UNA INTERPRETACIÓN ES QUE PODEMOS INSTALAR UN SENTIMIENTO Y RECONOCERLO COMO NUESTRO"
Las emociones son el motor de nuestras vidas tanto para lo bueno como para lo malo y solo podemos gestionar lo que sentimos entendiendo y razonando nuestras emociones y su verdadero origen.
(Hebreos 5: 14) Pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos "AISTHANOMAI" ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.
Aisthesis es el arte de "PERCIBIR" y "COMPRENDER" y ambas cosas nos capacitan para tomar una decisión, a la hora de valorar por ejemplo una obra de arte, todos podemos verla y observarla pero solo los expertos pueden percibir y comprender su verdadero significado y valorarlo.
Es triste la poca capacidad de los discípulos de Jesus para entender emociones....
Lucas 9:43 Y todos se admiraban de la grandeza de Dios.
Y maravillándose todos de todas las cosas que hacía, dijo a sus discípulos:
9:44 Haced que os penetren bien en los oídos estas palabras; porque acontecerá que el Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres.
9:45 Mas ellos no entendían Aisthesis estas palabras, pues les estaban veladas para que no las entendiesen; y temían preguntarle sobre esas palabras.
Comprender
emociones contrarias a lo que se sienten la mayoria es un arte solo a
disposición de gente madura.Quisiera en este ensayo explicarles lo que he aprendido a lo largo de mi vida respecto al arte de complicarse la vida.
Todo empieza con una "EMOCIÓN" segundo añadimos una "OPINIÓN" y tercero ambas cosas se convierten en un "SENTIMIENTO".
Desgraciadamente en nuestras vidas ningunas de estas tres experiencias son seguras, la primera (la emoción) puede ser provocada por terceras personas incluso surgir inconscientemente de nuestro interior, la segunda (mi opinión) puede estar equivocada y la tercera (el sentimiento) podría estar inducida por una mala interpretación de algo que nosotros no pudimos controlar.
Con lo dicho hasta ahora ya podemos ver lo frágiles que somos en cuanto a nuestros sentimientos y lo facil que es desde fuera inducirlos y provocárnoslo.
"SOLO DESPUÉS DE AÑADIR A NUESTRA EMOCIÓN UNA INTERPRETACIÓN ES QUE PODEMOS INSTALAR UN SENTIMIENTO Y RECONOCERLO COMO NUESTRO"
Las emociones son el motor de nuestras vidas tanto para lo bueno como para lo malo y solo podemos gestionar lo que sentimos entendiendo y razonando nuestras emociones y su verdadero origen.
(Hebreos 5: 14) Pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos "AISTHANOMAI" ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.
Aisthesis es el arte de "PERCIBIR" y "COMPRENDER" y ambas cosas nos capacitan para tomar una decisión, a la hora de valorar por ejemplo una obra de arte, todos podemos verla y observarla pero solo los expertos pueden percibir y comprender su verdadero significado y valorarlo.
Es triste la poca capacidad de los discípulos de Jesus para entender emociones....
Lucas 9:43 Y todos se admiraban de la grandeza de Dios.
Y maravillándose todos de todas las cosas que hacía, dijo a sus discípulos:
9:44 Haced que os penetren bien en los oídos estas palabras; porque acontecerá que el Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres.
9:45 Mas ellos no entendían Aisthesis estas palabras, pues les estaban veladas para que no las entendiesen; y temían preguntarle sobre esas palabras.
Facundo Cabral - El Sermon de la Montaña
"Esto también pasará"
Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte:
- Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo.
Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total...
Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada.
El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto, lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó. Y éste le dijo:
-No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje. Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje –el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey-. Pero no lo leas –le dijo- manténlo escondido en el anillo. Abrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación-
Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos. No podía seguir hacia delante y no había ningún otro camino...
De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje treméndamente valioso:
Simplemente decía “ESTO TAMBIEN PASARA”.
Mientras leía “esto también pasará” sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos.
El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido. Aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes... y él se sentía muy orgulloso de sí mismo.
El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo:
-Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.
-¿Qué quieres decir? –preguntó el rey-. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.
-Escucha –dijo el anciano-: este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero.
El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: “Esto también pasará”, y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el ego, había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Se había iluminado.
Entonces el anciano le dijo:
-Recuerda que todo pasa. Ninguna cosa ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.
Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte:
- Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo.
Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total...
Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada.
El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto, lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó. Y éste le dijo:
-No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje. Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje –el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey-. Pero no lo leas –le dijo- manténlo escondido en el anillo. Abrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación-
Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos. No podía seguir hacia delante y no había ningún otro camino...
De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje treméndamente valioso:
Simplemente decía “ESTO TAMBIEN PASARA”.
Mientras leía “esto también pasará” sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos.
El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido. Aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes... y él se sentía muy orgulloso de sí mismo.
El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo:
-Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.
-¿Qué quieres decir? –preguntó el rey-. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.
-Escucha –dijo el anciano-: este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero.
El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: “Esto también pasará”, y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el ego, había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Se había iluminado.
Entonces el anciano le dijo:
-Recuerda que todo pasa. Ninguna cosa ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.
Debemos procurar grabar en nuestros oidos las cosas que EMOCIONALMENTE otras personas nos dicen, si no las entendemos difícilmente nos podremos mantener a su lado (como así fue en el caso de los apostoles).
Solo podemos prevenir el sentimiento de tristeza y desolación adelantandonos a entender la "EMOCIONES" ¿Porque Jesus no se emocionaba en la misma dirección en que se maravillaban de el? No fueron capaces de interpretar la cercania de su pronta pasión.
Las emociones son parte de nuestras vidas no vienen a complicarnos la vida sino como "ALARMAS" que nos traen información sobre nuestro mundo interior, lo que nos complica la vida es tomar decisiones sin antes haber comprendido el origen y significado de nuestras emociones.
La emoción de José ante sus hermanos quienes les habian "COMPLICADO
Génesis 45:1 No podía ya José contenerse delante de todos los que estaban al lado suyo, y clamó: Haced salir de mi presencia a todos. Y no quedó nadie con él, al darse a conocer José a sus hermanos.
45:2 Entonces se dio a llorar a gritos; y oyeron los egipcios, y oyó también la casa de Faraón.
45:3 Y dijo José a sus hermanos: Yo soy José; ¿vive aún mi padre? Y sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban turbados delante de él.
Da a conocer tus emociones pero solo cuando las has gestionado y tomado decisiones correctas hacia ellas y las has comprendido desde el punto de vista existencial.
Genesis 45:4 Entonces dijo José a sus hermanos: Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron. Y él dijo: Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto.
45:5 Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros.
45:6 Pues ya ha habido dos años de hambre en medio de la tierra, y aún quedan cinco años en los cuales ni habrá arada ni siega.
45:7 Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación.
45:8 Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me ha puesto por padre de Faraón y por señor de toda su casa, y por gobernador en toda la tierra de Egipto.
El complicarnos la vida nos viene de no comprender nuestras emociones ni las de nuestros seres cercanos, no interpretarlas como alarmas para tomar decisiones existenciales correctas y dejar que esos errores se conviertan en SENTIMIENTOS que asumen el control de nuestras vidas y reemplazan a nuestra RAZÓN Y CORDURA.
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