LOS ENEMIGOS DEL COMPROMISO
Testimonio: El
pacto en el sueño
Anoche tuve un sueño. No fue uno cualquiera. En
él, mis tres hijos estaban sentados en silencio, cada uno con una Biblia
abierta en Isaías 4:10.
Isaías 41:10 No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes,
porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te
sustentaré con la diestra de mi justicia.
Leían el versículo lentamente, como si cada
palabra tuviera peso eterno. Pero lo más sorprendente fue que, al terminar,
cada uno añadía algo a su interpretación.
Mi hija Damaris dijo: —“No
temas, porque yo estoy contigo” …
eso significa que Dios no solo nos acompaña, sino que nos defiende.
Mi hija Jemima añadió: —“No desmayes, porque yo soy tu Dios”… entonces, cuando me
siento débil, Él no me abandona, me sostiene.
El tercero, mi hijo Rubén concluyó: —“Siempre te ayudaré”… eso quiere decir que no
hay momento en que Él no esté dispuesto a levantarme.
Yo los escuchaba, conmovido. Y entonces, en el
sueño, me vi diciendo algo que no había pensado antes: —Isaías tenía un
interior desorganizado. No tenía fuerzas para arreglarlo. Estaba quebrado por
dentro, como muchos de nosotros. Pero le dijo a Dios: “Si tú me fortaleces y me renuevas, yo podré ser enviado
a los exiliados, a los desanimados, a los temerosos del futuro.”
Y en ese instante, entendí que aquello no era
solo una interpretación. Era un pacto. Un pacto entre Dios y el profeta. Un
pacto que se renueva en cada generación, en cada corazón que decide
comprometerse con Dios a pesar del temor y el desmayo.
El compromiso con Dios es como una llama encendida en el corazón: da luz,
guía y calor. Pero esa llama no está exenta de viento. En el camino de la fe,
hay fuerzas que intentan apagarla. La Biblia no las oculta, las nombra con
claridad: el temor y el desmayo.
Josué los enfrentó al asumir el liderazgo de Israel. Isaías los denunció al
consolar al pueblo en el exilio. Jesús los venció en Getsemaní. Y nosotros los
sentimos cada vez que dudamos, nos cansamos o queremos rendirnos.
El temor paraliza. El desmayo agota. Ambos atacan el alma justo cuando más
necesita firmeza. Pero Dios, en su fidelidad, no nos deja solos. Su promesa en
Isaías 41:10 es clara:
“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que
te esfuerzo…”
Este estudio bíblico es una invitación a reconocer esos enemigos, entender
cómo operan, y aprender a vencerlos con la fuerza que proviene de la presencia
constante de Dios. Porque el compromiso verdadero no nace de la comodidad, sino
de la convicción.
El influencer y la promesa
Había un joven muy popular en redes sociales.
Cada día subía fotos, videos y mensajes que conseguían miles de “likes”.
La gente lo seguía por su estilo y por las frases motivadoras que compartía.
Un día, en medio de tanto éxito digital, recibió
un mensaje privado de una seguidora: —Tus palabras me animan, pero ¿qué haces
tú cuando nadie te ve?
Esa pregunta lo golpeó. Se dio cuenta de que su
compromiso no podía ser solo con la imagen que mostraba en pantalla, sino con
la verdad de su vida. Esa noche, apagó el móvil y se arrodilló en silencio.
Reconoció la cercanía de Dios y entendió que el verdadero compromiso no era con
los “likes”, sino con vivir con integridad, aunque nadie lo aplaudiera.
Al día siguiente, en lugar de publicar una foto
perfecta, compartió un mensaje sencillo: —“El verdadero compromiso no se mide
en seguidores, sino en ser fiel a lo que Dios nos pide.”
Muchos dejaron de seguirlo, pero los que se
quedaron comenzaron a ver en él algo distinto: coherencia,
humildad y autenticidad. Su compromiso ya no era con la apariencia,
sino con la grandeza moral que nace de la cercanía de Dios.
Mensaje: En las redes sociales es fácil aparentar, pero
el verdadero compromiso se demuestra en la vida real, cuando reconocemos la
presencia de Dios y vivimos con coherencia, aunque eso no siempre sea popular.
El
compromiso
El compromiso es más que una palabra; es una
decisión que marca el rumbo de la vida. En la Biblia, el compromiso aparece
como un pacto entre Dios y su pueblo, una alianza que no se basa en emociones
pasajeras, sino en fidelidad y obediencia.
Desde Abraham, que salió de su tierra confiando
en la promesa divina, hasta Isaías, que respondió “Heme aquí, envíame a mí”, el
compromiso con Dios siempre ha implicado reconocer su grandeza y vivir en
consecuencia. No es un contrato humano, sino una relación viva que transforma
el corazón y se refleja en las acciones.
Jesús mismo enseñó que el verdadero compromiso se
mide en la entrega total: “El que quiera
seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame” (Lucas 9:23).
Este llamado muestra que comprometerse con Dios es caminar con Él en cada
aspecto de la vida, confiando en su cercanía y reflejando su amor en el mundo.
“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te
esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi
justicia.” (Isaías 41:10)
Dios está comprometido a través
de su pacto y su promesa.
Debemos reconocer que la fuerza moral y
espiritual no proviene de nosotros, sino de la presencia constante de Dios que
nos sostiene y guía.
A través de su
presencia, su fuerza y su sustento.
A nosotros nos toca superar dos experiencias que
suelen ser traumáticas para mantener nuestro compromiso con Dios.
1-EL TEMOR. La psicología enseña que
el miedo activa la respuesta de “huida o lucha”, generando ansiedad, insomnio y
bloqueo mental. En los adultos mayores, el temor puede intensificar la
inseguridad y el aislamiento. Sin embargo, también reconoce que el miedo puede
ser transformado en resiliencia
cuando se enfrenta con apoyo, confianza y propósito. El temor es un enemigo del
compromiso porque paraliza y debilita la fe. Pero Dios nos recuerda que su
presencia es más fuerte que cualquier amenaza. El compromiso verdadero se
sostiene cuando, aun temblando, decidimos caminar confiados en que Él nunca nos dejará ni nos desamparará.
2-EL DESMAYO
El compromiso con Dios no se sostiene en un camino fácil. La Escritura nos
recuerda que dos experiencias humanas suelen amenazar nuestra fidelidad: el
temor y el desmayo. El desmayo no es solo físico, es espiritual. Es
el cansancio del alma que hace perder el ánimo y el deseo de seguir adelante.
El profeta Isaías habló a un pueblo agotado por el exilio, que sentía que Dios
los había olvidado. En ese contexto, les recordó que la fuerza no proviene de
la juventud ni de la energía humana, sino de la esperanza en Jehová.
Elías también lo vivió: después de enfrentar a los profetas de Baal, huyó al
desierto y se derrumbó bajo un enebro, deseando morir (1 Reyes 19:4). Allí,
Dios lo fortaleció con alimento, descanso y una palabra renovadora. El desmayo
se vence cuando dejamos que Dios nos alimente y renueve. El desmayo es un
enemigo del compromiso porque nos roba el ánimo y la perseverancia. Pero Dios
promete renovar nuestras fuerzas como las águilas. El compromiso verdadero se
mantiene cuando aprendemos a esperar en Él, confiando que su sustento nos
levantará aun en medio del agotamiento.
1. El temor
El temor es esa fuerza interior que paraliza, que
nos hace dudar de la presencia de Dios y de su poder. Israel lo experimentó
muchas veces: frente al mar Rojo, ante los gigantes de Canaán, en el exilio. El
miedo les hacía olvidar que Dios estaba con ellos.
Perspectiva bíblica: “El Señor es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?”
(Salmo 27:1).
Aplicación: El compromiso con Dios exige
reconocer que el temor no desaparece por sí solo, sino que se vence al confiar
en la cercanía divina. El miedo se transforma en valentía cuando recordamos que
Dios pelea nuestras batallas.
2. El desmayo
El desmayo no es solo físico, es espiritual: es
el cansancio del alma, la pérdida de ánimo, el deseo de abandonar el camino.
Isaías mismo habló de un pueblo que se sentía agotado y sin fuerzas.
- Perspectiva bíblica: “Los
muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los
que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas” (Isaías 40:30-31).
- Aplicación: El
compromiso con Dios se mantiene cuando, en medio del cansancio, aprendemos
a esperar en Él. El desmayo se vence al recibir nuevas fuerzas de su
Espíritu, que renueva nuestro interior.
El compromiso con Dios no es una promesa vacía, sino una alianza que se
prueba en la vida real. Superar el temor y el desmayo
es parte del camino de fe. Dios ya ha prometido su presencia, su fuerza y su
sustento; nuestra tarea es confiar, perseverar y mantenernos firmes en esa
relación.
Así, el compromiso se convierte en testimonio: una vida que, aun en medio de
las pruebas, refleja la grandeza moral y espiritual que proviene de la cercanía
de Dios.
LOS ENEMIGOS DEL COMPROMISO CANCIÓN DE JAWDI
Textos claves
sobre Josué y el compromiso con Dios
1. Llamado y
promesa de presencia
Josué 1:5 “Nadie te podrá hacer
frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no
te dejaré ni te desampararé.”
Dios asegura que su presencia será constante,
igual que lo fue con Moisés.
2. Mandato de
valentía
Josué 1:6 “Esfuérzate y sé
valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual
juré a sus padres que la daría a ellos.”
El compromiso exige valentía para cumplir la
misión.
3. Obediencia
a la Palabra
Josué 1:7-8 “Solamente esfuérzate y
sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley… Nunca se apartará
de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él…
porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.”
El compromiso se sostiene en la obediencia y
meditación constante en la Palabra.
4.
Reafirmación contra el temor y el desmayo
Josué 1:9 “Mira que te mando que te
esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará
contigo en dondequiera que vayas.”
Aquí Dios toca directamente las dos experiencias
humanas que amenazan el compromiso: el temor y el desmayo.
5.
Confirmación del pueblo
Josué 1:16-18 “Entonces
respondieron a Josué… Todo lo que nos has mandado haremos, y a dondequiera que
nos envíes iremos… Solamente que te esfuerces y seas valiente.”
El compromiso de Josué inspira también el
compromiso del pueblo.
Josué: del
servicio a Moisés al liderazgo del pueblo
1. El
trasfondo
- Josué
había servido fielmente a Moisés durante 40 años en el desierto.
- Fue
testigo de la liberación de Egipto, de la entrega de la Ley y de las
rebeliones del pueblo.
- Al morir
Moisés, Josué debía asumir la responsabilidad de guiar a Israel hacia la
conquista de Canaán, un desafío enorme frente a enemigos poderosos y
ciudades fortificadas.
2. El
cansancio y el temor
- Humanamente,
Josué podía sentirse agotado
tras tantos años de servicio.
- También
podía experimentar temor ante la
magnitud de la misión: reemplazar a Moisés y enfrentar ejércitos en
tierra prometida.
- Dios
conocía su corazón y por eso le habló directamente, reafirmando su pacto y
su presencia.
3. La
respuesta divina
En Josué 1:5-9 Dios le dice:
- “Nadie te
podrá hacer frente en todos los días de tu vida.”
- “Como
estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré ni te desampararé.”
- “Esfuérzate
y sé valiente.”
- “Nunca se
apartará de tu boca este libro de la ley… porque entonces harás prosperar
tu camino.”
Dios sabía de su cansancio y temor, pero le
recordó que el compromiso no se sostiene en la fuerza humana, sino en la
presencia constante de Dios.
4. Clave
espiritual
- Josué
venció el temor y el desmayo porque su compromiso estaba arraigado en
la promesa divina.
- El
liderazgo de Josué no fue fruto de su capacidad personal, sino de la
fidelidad de Dios que lo acompañó en cada batalla.
- Así, el
compromiso con Dios se convierte en fuerza moral y espiritual para
enfrentar los desafíos más grandes.
Conclusión: La historia de Josué nos
enseña que el compromiso con Dios no elimina el cansancio ni el temor, pero nos
da la certeza de que Dios está con nosotros, nos fortalece y nos sostiene.
El secreto de Josué fue recordar que la victoria no dependía de él, sino del
Dios que había prometido estar a su lado.
¿Qué edad tendría Josué cuando asumió el máximo de
su responsabilidad?
Estimación de
edad
|
Referencia |
Detalle |
Implicación |
|
Éxodo 17:9 |
Josué ya era
joven líder militar |
Probablemente entre 20–30 años |
|
Números 13 |
Espía en
Canaán |
Edad madura, quizás 40 años |
|
40 años en el desierto |
Sirvió como
asistente de Moisés |
+40 años de servicio |
|
Josué 24:29 |
Josué muere
a los 110 años |
Lideró Israel durante varias décadas |
Si tenía unos 30–40 años al inicio del
Éxodo y pasó 40 años en el desierto, al asumir el liderazgo tras Moisés
habría tenido aprox. 70–80 años.
La edad avanzada de Josué muestra que el compromiso con Dios
no depende de la juventud física, sino de la fidelidad
y la preparación espiritual. Dios lo fortaleció para guiar al
pueblo en la conquista de Canaán, demostrando que la verdadera fuerza proviene
de la presencia divina.
Impacto del
temor (ansiedad) en adultos mayores
- Prevalencia: La
ansiedad es común en la tercera edad, aunque a menudo pasa desapercibida o
se confunde con otros problemas de salud.
- Efectos
físicos: Puede provocar insomnio, tensión muscular,
palpitaciones y mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.
- Efectos
emocionales: Genera inseguridad, miedo a la soledad,
temor a la enfermedad o a la muerte.
- Consecuencia
social: El miedo puede llevar al aislamiento,
reduciendo la interacción con familiares y amigos.
Impacto del
desmayo (cansancio emocional / depresión)
- Cansancio
psicológico: En psicología se entiende como pérdida de
ánimo, fatiga mental y sensación de impotencia.
- Depresión
en la tercera edad: Se manifiesta como apatía, falta de
energía, pérdida de interés en actividades y sentimientos de desesperanza.
- Efectos
físicos: Mayor riesgo de caídas, debilitamiento del
sistema inmunológico y empeoramiento de enfermedades crónicas.
- Efectos
cognitivos: Puede afectar la memoria, la concentración
y acelerar el deterioro cognitivo.
Tabla
comparativa: Temor vs. Desmayo en adultos mayores
|
Aspecto |
Temor (Ansiedad) |
Desmayo (Depresión / Cansancio emocional) |
|
Síntomas
principales |
Inquietud, miedo, insomnio, tensión |
Apatía, fatiga, tristeza, falta de motivación |
|
Impacto
físico |
Palpitaciones, hipertensión, insomnio |
Debilidad, riesgo de caídas, inmunidad baja |
|
Impacto
emocional |
Inseguridad, aislamiento, preocupación constante |
Desesperanza, pérdida de interés, retraimiento |
|
Impacto
cognitivo |
Distracción, dificultad para concentrarse |
Problemas de memoria, lentitud mental |
|
Consecuencia
social |
Evita actividades y contacto |
Se aísla y pierde vínculos |
Clave psicológica
El temor y el desmayo en la edad avanzada
no son simples emociones pasajeras: pueden convertirse en trastornos serios que
afectan la salud integral. La psicología enfatiza la importancia de acompañamiento
emocional, terapia, actividad física y apoyo social para que los adultos
mayores mantengan su compromiso con la vida y con sus valores espirituales.
El anciano y el bambú
En un pequeño pueblo de Japón vivía un anciano
que había alcanzado más de ochenta inviernos. Sus vecinos lo admiraban porque,
a pesar de su edad, siempre caminaba erguido y con serenidad.
Un joven, preocupado por el futuro, se acercó a
él y le preguntó: —Sensei, ¿cómo es que usted nunca parece temer ni desmayar,
aunque la vida sea tan dura?
El anciano lo llevó al bosque y señaló un bambú
que se inclinaba con el viento. —Mira este bambú. Cuando sopla el viento
fuerte, no se quiebra, se dobla. Cuando llega la sequía, sus raíces buscan agua
en lo profundo. Así debe ser el corazón humano.
El joven insistió: —¿Y qué hago cuando el miedo
me paraliza o el cansancio me vence?
El anciano sonrió y respondió: —El temor se vence
recordando que el viento nunca dura para siempre. El desmayo se supera buscando
raíces más hondas: en la fe, en la esperanza, en la compañía de los demás. El
secreto de la longevidad no está en evitar las tormentas, sino en aprender a
doblarse sin romperse.
El joven guardó esas palabras y, con el tiempo,
comprendió que el verdadero compromiso con la vida y con Dios es como el bambú:
flexible ante el temor, profundo ante el desmayo, y siempre erguido hacia la
luz.
Mensaje del cuento: La cultura
japonesa, conocida por su longevidad, enseña que la fortaleza no está en
resistir rígidamente, sino en ser flexibles y perseverantes. Así, el temor y el
desmayo se transforman en oportunidades para crecer en profundidad y
compromiso.
3-LA VICTORIA DEL COMPROMISO
El pueblo de Israel conocía bien el temor y el desmayo: miedo a los
enemigos, cansancio en el desierto, dudas en el exilio. Pero Dios les recordó
que su victoria no dependía de su fuerza, sino de su presencia
constante.
Josué conquistó Canaán porque creyó en esa promesa. Elías se levantó del
desmayo porque recibió alimento y palabra de Dios. Jesús venció la angustia en
Getsemaní porque se entregó a la voluntad del Padre.
La victoria del compromiso no es ausencia de pruebas, sino la certeza de que
Dios sostiene a quienes confían en Él.
PERSPECTIVA DE LUCHA
· Josué 1:9: Dios manda a
esforzarse y ser valiente, porque Él está presente.
· Isaías 40:31: Los que
esperan en Jehová reciben nuevas fuerzas.
· Romanos 8:37: “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores
por medio de aquel que nos amó.”
El jardinero y la tormenta
Un anciano jardinero cuidaba cada día un pequeño
huerto. Sembraba con paciencia, aunque las lluvias eran escasas y el sol
quemaba la tierra. Muchos vecinos le decían: —¿Por qué sigues? El temor a
perderlo todo y el cansancio deberían hacerte desistir.
El jardinero respondía: —El compromiso no depende
del clima, sino de la confianza en que la semilla dará fruto.
Una noche llegó una gran tormenta. El viento
arrancó ramas, el agua arrastró parte de la tierra, y parecía que todo estaba
perdido. El anciano se arrodilló, cansado, pero dijo: —No temeré, porque Dios
está conmigo. No desmayaré, porque Él me sostiene.
Al amanecer, entre el barro y los restos de la
tormenta, brotaron pequeños tallos verdes. El huerto revivió con más fuerza que
antes. Los vecinos comprendieron que la victoria no estaba en evitar la
tormenta, sino en permanecer fiel hasta que la vida volviera a florecer.
Aplicación
práctica
- Recordar
la promesa: Dios está contigo, no te dejará.
- Vivir la
presencia: La oración y la Palabra son la fuente de
fuerza diaria.
- Practicar
la resiliencia: Avanzar aun en medio de la dificultad,
confiando en que Dios sostiene.
- Testimoniar
la victoria: Mostrar con la vida que el compromiso con
Dios vence al temor y al desmayo.
La victoria del compromiso no se logra con fuerza humana,
sino con la diestra de la justicia de Dios.
El temor y el desmayo son enemigos reales, pero no definitivos. La promesa
divina asegura que quienes esperan en Él tendrán nuevas fuerzas, caminarán y no
se fatigarán, correrán y no se cansarán.
El compromiso vence al temor y al desmayo cuando se sostiene
en la confianza en Dios. La victoria llega no porque las pruebas desaparezcan,
sino porque la fidelidad transforma la tormenta en semilla de esperanza.
DEBIL PERO FORTALECIDO canción de Jawdi
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