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miércoles, 19 de noviembre de 2025

Tres facetas del “secreto de Dios”

 

Tres facetas del “secreto de Dios” SERGIO SÁNCHEZ GARRIDO


Introducción: Tres facetas del secreto de Dios

A lo largo de las Escrituras, Dios se presenta como aquel que revela, guarda y oculta. Su presencia no es una fórmula, sino un misterio que se despliega en etapas. El creyente no entra de golpe en la plenitud de la fe, sino que camina por un sendero donde Dios se va mostrando en tres dimensiones esenciales: intimidad, refugio y misterio.

La intimidad es el comienzo: Dios abre su consejo a los que le temen, como un amigo que comparte su secreto. Es el momento en que el corazón se despierta y empieza a escuchar la voz del Eterno.

El refugio es el segundo paso: cuando el alma, herida por la vida, encuentra en Dios un escondite seguro. Ya no se trata solo de conocerlo, sino de habitar en Él, de descansar bajo su sombra.

El misterio es la tercera faceta: cuando, aun en la comunión y el descanso, Dios se oculta. No por crueldad, sino para que la fe madure. El rostro que antes brillaba ahora se esconde, y el creyente aprende a caminar sin ver, confiando en lo invisible.

Este estudio es una invitación a recorrer ese camino. A reconocer que la vida espiritual no es estática, sino dinámica. Que Dios nos llama primero a su intimidad, luego nos guarda en su refugio, y finalmente nos introduce en el misterio donde la fe se vuelve adoración.

El banco del parque

Un anciano se sentaba cada tarde en el mismo banco del parque. No hablaba mucho, solo miraba el cielo y sonreía. Un joven curioso se le acercó y le preguntó: —¿Por qué siempre viene aquí?

El anciano respondió: —Porque aquí escucho el secreto de Dios.

El joven se rió: —¿Y cuál es ese secreto?

El anciano lo miró con calma: —El secreto no es una fórmula ni una palabra mágica. Es que Dios se deja encontrar en lo íntimo, en lo escondido y en lo misterioso. Aquí, en silencio, me habla como amigo (sôd). Aquí me cubre como refugio (séter). Y aquí me recuerda que nunca lo entenderé del todo, porque también se oculta (sātar).

El joven se quedó pensativo. Al día siguiente volvió al parque, se sentó en el mismo banco y cerró los ojos. No escuchó nada especial, pero sintió paz. Y comprendió que el secreto de Dios no se explica: se vive.

Lo que transmite es que el “secreto de Dios” no es información oculta, sino una experiencia de intimidad, refugio y misterio.

Relación íntima (סוֹד – sôd) Significado: Consejo secreto, confidencia, círculo íntimo, reunión privada.

Este término aparece unas 21 veces en el Antiguo Testamento

Uso bíblico:

Salmo 25:14: “La comunión íntima (sôd) de Jehová es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto.”

El susurro en la noche (sôd – intimidad)

Un joven oraba cada noche pidiendo respuestas. Una vez, en medio del silencio, no escuchó palabras… pero sintió paz. Descubrió que el secreto de Dios no siempre es información, sino comunión.

·        Aquí se entiende como el consejo secreto de Dios revelado a quienes le temen.

Job 29:4: Como fui en los días de mi juventud, Cuando el favor de Dios (sôd) velaba sobre mi tienda;

·        Job recuerda cuando “el secreto (sôd) de Dios estaba sobre mi tienda”, refiriéndose a la cercanía y favor divino.

Proverbios 3:32: “Porque Jehová abomina al perverso; mas su comunión íntima (sôd) es con los justos. 

Proverbios 3:32 “Porque Jehová abomina al perverso; mas su secreto (sôd) es con los rectos.” El secreto se entiende como la comunión reservada para los justos.

Amós 3:7 “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto (sôd) a sus siervos los profetas.”

El secreto aquí es la relación privilegiada con Dios.

Jeremías 23:18, 22: Porque ¿quién estuvo en el secreto (sôd) de Jehová, y vio, y oyó su palabra? ¿Quién estuvo atento a su palabra, y la oyó?

22 Pero si ellos hubieran estado en mi secreto (sôd), habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y lo habrían hecho volver de su mal camino, y de la maldad de sus obras.

Los verdaderos profetas están en el “consejo (sôd) de Jehová”, es

  • Dios abre su consejo a quienes le temen.
  • No es un secreto en el sentido de exclusión, sino de confidencia: compartir lo más profundo con los que están cerca.
  • Esto revela que Dios es personal y relacional, que busca comunión y confianza.

2. Lugar de refugio (séter) un lugar secreto de protección

Este término enfatiza el aspecto de protección y refugio secreto más que de consejo.

Uso bíblico:

Salmo 91:1: “El que habita al abrigo séter del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.”

Una niña jugaba a las escondidas y se metió bajo la mesa. Su abuelo la miró y dijo: “Así es Dios: cuando todo parece peligroso, Él tiene un escondite secreto para ti.”

Aquí “abrigo” es séter, un lugar secreto de protección.

Salmo 27:5: “En el día del mal me esconderá en su tabernáculo; en lo secreto (séter) de su morada me ocultará.”

  • El “secreto” es un espacio seguro, un escondite bajo su sombra.
  • Aquí Dios se muestra como protector y cuidador, ofreciendo seguridad en medio del caos.
  • El secreto (séter) no es información, sino presencia que guarda.

3. El acto de ocultar (סָתַר – sātar) Significado: Esconder, ocultar, misterio.

Un hombre buscaba entender cada detalle de su vida. Un sabio le dijo: “Si pudieras explicarlo todo, Dios ya no sería Dios.”

El secreto de Dios también es misterio que invita a la fe.

  • Uso bíblico:

Isaías 45:15: “Verdaderamente tú eres Dios que te ocultas (sātar), Dios de Israel, que salva.”

Aquí se habla del misterio de Dios, que se revela y a la vez se oculta.

Conexión teológica

  • Sôd → Secreto como comunión y consejo divino. Dios comparte su intimidad con los justos y profetas.
  • Séter → Secreto como refugio y protección. Dios es un escondite seguro en tiempos de peligro.
  • Sātar → Secreto como ocultamiento. Dios es misterioso y no siempre revela su obrar.

En conjunto, la Biblia muestra que el “secreto de Dios” no es simplemente información oculta, sino una relación íntima, un espacio de protección y un misterio divino que se revela a quienes le temen.

Dios se oculta, no porque sea inaccesible, sino porque su misterio excede la comprensión humana.

Esto revela que Dios es trascendente y soberano, no manipulable ni totalmente predecible.

Su ocultamiento invita a la fe y a la búsqueda.

Lo que esto revela de Dios

Dios es cercano: comparte su consejo con los que le temen.

Dios es refugio: ofrece un lugar secreto de protección.

Dios es misterio: se oculta para que el ser humano lo busque con reverencia.

En conjunto, estas tres dimensiones muestran que Dios no es solo un ser lejano y misterioso, ni solo un amigo íntimo y protector, sino ambas cosas a la vez: cercano y trascendente, revelado y oculto, protector y soberano.

En otras palabras: el “secreto de Dios” es la paradoja divina de un Dios que se da a conocer en intimidad, que guarda en refugio, y que se oculta en misterio.

Primer paso: Dios abre su secreto en intimidad → relación personal.

Salmo 25:14 a comunión íntima de Jehová es con los que le temen, Y a ellos hará conocer su pacto.

Jesús primero abre el secreto del Padre a sus discípulos, compartiendo su consejo y revelación.

“Ya no os llamaré siervos… os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre os las he dado a conocer” (Juan 15:15).

Aquí Jesús abre el secreto del Padre a sus discípulos, compartiendo su consejo y revelación.

Etapa: Relación personal, amistad, confianza.

Segundo paso: Dios guarda en refugio → seguridad en su presencia.

Salmo 91;1 El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente.

Jesús en segundo lugar se convierte en el lugar secreto de descanso y refugio para los que lo siguen.

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).

Jesús se convierte en el lugar secreto de descanso y refugio para los que lo siguen.

Etapa: Seguridad en su presencia, paz en medio de la tormenta (Marcos 4:39) Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza.

Tercer paso: Dios se oculta en misterio → fe y adoración.

Isaias 45:15 Verdaderamente tú eres Dios que te encubres, Dios de Israel, que salvas.

Es un camino progresivo: conocerlo → descansar en Él → rendirse ante su misterio.

Jesús en tercer lugar revela y a la vez oculta: habla en parábolas, mostrando que el Reino es misterio que requiere fe.

“A vosotros os es dado conocer dedotai los misterios (mystērion) del reino de Dios; mas a los otros por parábolas” (Lucas 8:10).

Etapa: Rendirse ante lo incomprensible, aceptar que no todo se entiende, vivir en confianza.

En definitiva, Jesús lleva a sus discípulos por ese camino espiritual: conocerlo, descansar en Él, y finalmente rendirse ante el misterio del Reino.

El término “misterio” (μυστήριον, mystērion) no significa algo incomprensible, sino una verdad divina que estaba oculta y ahora ha sido revelada.

Sentido bíblico: En el Nuevo Testamento, “misterio” significa algo que estaba escondido en el plan de Dios y ahora se revela en Cristo.

·  Ejemplos paralelos:

Colosenses 1:26: “El misterio que había estado oculto… ahora ha sido manifestado.”

1 Timoteo 3:16: “Grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne.”

Aplicación en Lucas 8:10: Los “misterios del reino” son las verdades del Reino de Dios que Jesús revela a sus discípulos, mientras permanecen veladas para quienes no creen.

Dedotai Sentido: “Se os ha concedido” o “se os ha dado como don”.

Implicación: El acceso al misterio no es mérito humano, sino gracia divina.

Contraste: A los discípulos se les concede conocer; a los demás, las parábolas permanecen como enigmas (Isaías 6:9-10). Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis.

10 Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad.

El conocimiento del misterio es don gratuito de Dios, no resultado de la inteligencia humana.

Orden espiritual: Jesús abre el consejo (intimidad), ofrece descanso (refugio), y mantiene el misterio (ocultamiento) para que la fe sea necesaria.

Los evangelios muestran que el discipulado no es solo aprender información, sino caminar un proceso que sigue ese orden.

1-El discipulado comienza con relación personal: Jesús comparte el secreto del Padre, abre su corazón y revela su voluntad.

Inicio: Conocer a Cristo en intimidad → relación personal.

Progreso: El discípulo pasa de ser oyente a ser amigo, entrando en comunión.

2-Después de la intimidad, el discípulo experimenta a Cristo como refugio y descanso.

Progreso: El discípulo aprende a confiar y reposar en la presencia de Jesús, incluso en medio de tormentas.

3- Jesús revela y oculta al mismo tiempo: el Reino es misterio que requiere fe.

Progreso: El discípulo madura al aceptar que no todo se entiende, y que seguir a Cristo implica confianza en lo invisible.

MI TESTIMONIO: Tres facetas del secreto de Dios


En enero de 1976 yo era un joven ateo que estaba finalizando mis estudios de Maestría Industrial. En mi barrio, un grupo de muchachos de mi edad —algunos atrapados en la droga— comencé a asistir a una iglesia evangélica y afirmaban haber conocido a Jesucristo. Junto con un amigo decidimos visitarlos, pero con la intención de reírnos y burlarnos de ellos.

Lo hicimos, pero aquella misma noche tuve un sueño: dos ángeles entraban por la ventana y hacían algo en mi cabeza. En ese tiempo no creía en Dios, aunque sí pensaba en la posibilidad de civilizaciones extraterrestres. Por eso, en el sueño estaba semiconsciente y con cierta expectativa de lo que aquella experiencia podía significar.

Al despertar era domingo. Tenía apenas 200 pesetas, lo justo para pagar la entrada a la discoteca, así que decidí caminar por el campo para no gastar nada. En ese paseo terminé entrando nuevamente en aquella iglesia, esta vez sin burlas. Presté atención y quedé maravillado, aunque todavía no creía.

Me invitaron a regresar el martes para ver un documental donde se mostraban milagros reales: ciegos que veían, cojos que caminaban… Aquello me hizo dudar de mi ateísmo. Incluso me atreví a hablar en silencio con ese posible Dios misterioso y le pedí ayuda para creer. Y Él me la dio.

1. Intimidad

Así comenzó mi primera etapa: la intimidad. Claro que tuve crisis en mi fe. Recuerdo un día en que había decidido no volver nunca más a la iglesia. Un hermano estaba jugando a abrir la Biblia y señalar al azar un versículo para ver qué le decía Dios. Casi nunca le salía algo coherente, pero me animó: “Sergio, prueba tú”. Yo, incrédulo, puse el dedo y leí Isaías 54:7: “Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias.” Ese versículo me llegó al alma. Vi coherencia y entendí que Dios me estaba hablando. Fue entonces cuando entré en la segunda etapa.

2. Refugio

Conocí el lugar de mi refugio y la naturaleza de la fe. Comencé a desarrollar una vida de oración y a visitar, en las mañanas, ciertos olivos donde junto con otros amigos buscábamos a Dios. Allí Él se nos revelaba como nuestro refugio.

En 1980 me mudé a Fuengirola y empecé a asistir a una comunidad internacional donde se predicaba y cantaba en varios idiomas. Allí Dios me usó como predicador del evangelio para los españoles. A comienzos de los años 90 sufrí un desencanto espiritual con otros ministros que incluso me pidieron que me apartara. Fue muy duro, pero también hermoso, porque decidí seguir mi vida de intimidad y refugio en Cristo.

3. Misterio

Más adelante estudié en la FEREDE para dar clases de enseñanza evangélica en las escuelas. Me diplomé como maestro y me invitaron a compartir lo que Dios me iba revelando de su misterio. Entré en esta tercera fase, donde el Señor me habla cosas más profundas que he compartido en la radio y en redes sociales por más de 30 años.

He vivido tormentas, sí, pero mi refugio sigue siendo Cristo. Y sigo aprendiendo cada día que todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Conexión con este estudio

Mi historia refleja de manera viva las tres facetas del secreto de Dios:

  • Intimidad: Dios abrió su consejo y comenzó mi relación personal con Él.
  • Refugio: Me mostró el lugar secreto de protección y descanso.
  • Misterio: Me llevó a aceptar lo oculto y a compartir revelaciones más profundas.

Salmo 27:4-5 Una cosa he demandado a Jehová, esta buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.

5 Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; Me ocultará en lo reservado de su morada; Sobre una roca me pondrá en alto.

No escondas tu rostro de mí. No apartes con ira a tu siervo; Mi ayuda has sido. No me dejes ni me desampares, Dios de mi salvación.

1-     (“una cosa he demandado… estar en la casa de Jehová”) Aquí el salmista expresa el deseo de comunión íntima con Dios, de estar en su presencia y conocer su voluntad

2-     (“en el día del mal me esconderá en su tabernáculo”) Después de la intimidad, viene la experiencia de refugio: Dios es el escondite seguro en medio de la adversidad

3-     (“no escondas tu rostro de mí”) Aquí aparece el misterio: aun en la intimidad y el refugio, Dios se oculta. El creyente debe aprender a vivir en fe, confiando, aunque no vea claramente... anhelas vivir dentro de ese secreto y que a ti no se te oculte.

Este pasaje muestra el camino progresivo del creyente:

1.     Intimidad → buscar la presencia de Dios.

2.     Refugio → experimentar su protección en tiempos difíciles.

3.     Misterio → aceptar que Dios se oculta y que la fe es necesaria para que se te revele su misterio.

Así, el Salmo 27 se convierte en un ejemplo claro de cómo intimidad, refugio y misterio marcan nuestra existencia espiritual.

En conclusión: Jeremías 23:18, 22 enseña que sin intimidad con Dios no hay palabra verdadera, y que el ministerio auténtico nace del secreto compartido con Él. El sôd no es un lugar físico, sino una dimensión espiritual donde Dios forma, corrige y envía.

Es una denuncia directa contra los falsos profetas que hablan en nombre de Dios sin haber estado en su sôd —su secreto, su consejo íntimo. Es una crítica profunda a quienes ejercen liderazgo espiritual sin comunión real con el Señor. Dios no está preguntando por información, sino exponiendo la ausencia de intimidad. Los profetas hablaban, pero no habían visto ni oído nada verdadero. No estaban en el sôd, no habían sido invitados al círculo íntimo de revelación. Aquí se revela el fruto esperado de la verdadera intimidad:

  • No solo hablar, sino transformar.

  • No solo predicar, sino hacer volver.

  • El verdadero profeta no informa, forma.

Nos recuerda que sin intimidad con Dios no hay palabra verdadera, y que el ministerio profético no se improvisa: se cultiva en el secreto. El sôd es el lugar donde Dios forma a sus mensajeros, y donde el pueblo puede ser transformado.

El secreto de Dios (sôd) no es un grupo físico, ni un lugar geográfico, ni una información que se transmite como datos. Es algo mucho más profundo y espiritual.

Es la cercanía espiritual donde Dios comparte su voluntad con los que le temen (cf. Salmo 25:14)sino una relación de confianza.El secreto de Dios es un estado de intimidad: estar en su presencia, escuchar su voz, atender a su palabra.

Es como entrar en la sala del Rey, no con los ojos del cuerpo, sino con los ojos del corazón.

Allí el creyente recibe dirección, consuelo y corrección.

No es solo revelación, sino también misión: quien ha estado en el secreto de Dios transmite su palabra con poder y hace volver al pueblo de sus malos caminos (Jeremías 23:22).

El secreto no se guarda para uno mismo, sino que se comparte como palabra viva que transforma. 

El secreto de Dios es la comunión íntima y espiritual donde Él revela su voluntad a los que le temen, no como información, sino como experiencia transformadora que da dirección, refugio y fe en el misterio.

Podríamos resumirlo así: El secreto de Dios es el espacio invisible de intimidad donde su voz se hace clara, su presencia se vuelve refugio, y su misterio nos llama a la fe.