Tres facetas
del “secreto de Dios” SERGIO SÁNCHEZ GARRIDO
Introducción: Tres facetas del secreto de Dios
A lo largo de las Escrituras, Dios se presenta como aquel que revela, guarda y oculta. Su presencia no es una fórmula, sino un misterio que se despliega en etapas. El creyente no entra de golpe en la plenitud de la fe, sino que camina por un sendero donde Dios se va mostrando en tres dimensiones esenciales: intimidad, refugio y misterio.
La intimidad es el comienzo: Dios abre su consejo a los que le temen, como un amigo que comparte su secreto. Es el momento en que el corazón se despierta y empieza a escuchar la voz del Eterno.
El refugio es el segundo paso: cuando el alma, herida por la vida, encuentra en Dios un escondite seguro. Ya no se trata solo de conocerlo, sino de habitar en Él, de descansar bajo su sombra.
El misterio es la tercera faceta: cuando, aun en la comunión y el descanso, Dios se oculta. No por crueldad, sino para que la fe madure. El rostro que antes brillaba ahora se esconde, y el creyente aprende a caminar sin ver, confiando en lo invisible.
Este estudio es una invitación a recorrer ese camino. A reconocer que la vida espiritual no es estática, sino dinámica. Que Dios nos llama primero a su intimidad, luego nos guarda en su refugio, y finalmente nos introduce en el misterio donde la fe se vuelve adoración.
El banco del parque
Un anciano se sentaba cada tarde en
el mismo banco del parque. No hablaba mucho, solo miraba el cielo y sonreía. Un
joven curioso se le acercó y le preguntó: —¿Por qué siempre viene aquí?
El anciano respondió: —Porque aquí
escucho el secreto de Dios.
El joven se rió: —¿Y cuál es ese
secreto?
El anciano lo miró con calma: —El
secreto no es una fórmula ni una palabra mágica. Es que Dios se deja encontrar
en lo íntimo, en lo escondido y en lo misterioso. Aquí, en silencio, me habla
como amigo (sôd). Aquí me cubre como
refugio (séter). Y aquí me recuerda
que nunca lo entenderé del todo, porque también se oculta (sātar).
El joven se quedó pensativo. Al día
siguiente volvió al parque, se sentó en el mismo banco y cerró los ojos. No
escuchó nada especial, pero sintió paz. Y comprendió que el secreto de Dios no
se explica: se vive.
Lo que transmite es que el “secreto de Dios” no es
información oculta, sino una experiencia de intimidad, refugio y misterio.
Relación
íntima (סוֹד – sôd) Significado:
Consejo secreto, confidencia, círculo íntimo,
reunión privada.
Este término aparece unas 21 veces en el Antiguo
Testamento
Uso bíblico:
Salmo 25:14: “La comunión íntima (sôd) de Jehová es
con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto.”
El susurro en
la noche (sôd – intimidad)
Un joven oraba cada noche pidiendo
respuestas. Una vez, en medio del silencio, no escuchó palabras… pero sintió
paz. Descubrió que el secreto de Dios no siempre es información, sino comunión.
·
Aquí se entiende como el consejo secreto de Dios revelado a quienes le
temen.
Job 29:4: Como fui en los días de mi juventud,
Cuando el favor de Dios (sôd) velaba sobre mi tienda;
·
Job recuerda cuando “el secreto (sôd) de Dios estaba sobre mi tienda”,
refiriéndose a la cercanía y favor
divino.
Proverbios 3:32: “Porque Jehová abomina al perverso; mas su comunión íntima (sôd) es con los justos.
Proverbios 3:32 “Porque Jehová abomina al perverso; mas su secreto (sôd) es con los rectos.” El secreto se entiende como la comunión reservada para los justos.
Amós 3:7 “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto (sôd) a sus siervos los profetas.”
El secreto aquí es la relación privilegiada con Dios.
Jeremías
23:18, 22: Porque ¿quién estuvo en el
secreto (sôd) de Jehová, y vio, y oyó su
palabra? ¿Quién estuvo atento a su palabra, y la oyó?
22 Pero si ellos hubieran
estado en mi secreto (sôd), habrían hecho oír mis
palabras a mi pueblo, y lo habrían hecho volver de su mal camino, y de la
maldad de sus obras.
Los verdaderos profetas están en el “consejo (sôd)
de Jehová”, es
- Dios abre
su consejo a quienes le temen.
- No es un
secreto en el sentido de exclusión, sino de confidencia: compartir lo más profundo con los que están cerca.
- Esto
revela que Dios es personal y relacional, que busca comunión y
confianza.
2. Lugar de
refugio (séter) un lugar secreto de
protección
Este término enfatiza el aspecto de protección
y refugio secreto más que de consejo.
Uso bíblico:
Salmo 91:1:
“El que habita al abrigo séter del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.”
Una niña jugaba a las escondidas y se metió
bajo la mesa. Su abuelo la miró y dijo: “Así es Dios: cuando todo parece
peligroso, Él tiene un escondite secreto para ti.”
Aquí “abrigo” es séter, un lugar secreto de
protección.
Salmo 27:5:
“En el día del mal me esconderá en su tabernáculo; en lo secreto (séter) de su morada
me ocultará.”
- El “secreto” es un espacio seguro, un escondite bajo su sombra.
- Aquí Dios
se muestra como protector y cuidador,
ofreciendo seguridad en medio del caos.
- El
secreto (séter) no es
información, sino presencia
que guarda.
3. El acto de
ocultar (סָתַר – sātar) Significado:
Esconder, ocultar, misterio.
Un
hombre buscaba entender cada detalle de su vida. Un sabio le dijo: “Si pudieras
explicarlo todo, Dios ya no sería Dios.”
El
secreto de Dios también es misterio que invita a la fe.
- Uso
bíblico:
Isaías 45:15: “Verdaderamente tú
eres Dios que te ocultas (sātar), Dios de Israel, que salva.”
Aquí se habla del misterio de Dios, que se revela
y a la vez se oculta.
Conexión
teológica
- Sôd → Secreto
como comunión y consejo divino. Dios
comparte su intimidad con los justos y profetas.
- Séter → Secreto
como refugio y protección. Dios es
un escondite seguro en tiempos de peligro.
- Sātar → Secreto como ocultamiento. Dios es misterioso y no siempre revela su
obrar.
En conjunto, la Biblia muestra que el “secreto de Dios” no es simplemente información oculta, sino una relación íntima, un espacio de protección y un misterio divino que se revela a quienes le temen.
Dios se oculta, no porque sea inaccesible, sino
porque su misterio excede la comprensión humana.
Esto revela que Dios es trascendente y
soberano, no manipulable ni totalmente predecible.
Su ocultamiento invita a la fe y a la búsqueda.
Lo que esto
revela de Dios
Dios es cercano: comparte su consejo con los
que le temen.
Dios es refugio: ofrece un lugar secreto de
protección.
Dios es misterio: se oculta
para que el ser humano lo busque con reverencia.
En conjunto, estas tres dimensiones muestran que
Dios no es solo un ser lejano y misterioso, ni solo un amigo íntimo y
protector, sino ambas cosas a la vez: cercano y trascendente, revelado y
oculto, protector y soberano.
En otras palabras: el “secreto de Dios” es la paradoja
divina de un Dios que se da a conocer en intimidad, que guarda en refugio,
y que se oculta en misterio.
Primer paso:
Dios abre su secreto en intimidad → relación
personal.
Salmo 25:14 a comunión
íntima de Jehová es con los que le temen, Y a ellos hará conocer su pacto.
Jesús primero abre el secreto
del Padre a sus discípulos, compartiendo su consejo y
revelación.
“Ya no os llamaré siervos… os he llamado amigos,
porque todas las cosas que oí de mi Padre os las he dado a conocer” (Juan 15:15).
Aquí Jesús abre el secreto del Padre a sus
discípulos, compartiendo su consejo y revelación.
Etapa: Relación
personal, amistad, confianza.
Segundo paso:
Dios guarda en refugio
→ seguridad en su presencia.
Salmo 91;1 El que habita al abrigo
del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente.
Jesús en segundo lugar se convierte en el lugar
secreto de descanso y refugio para los que lo siguen.
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y
cargados, y yo os haré descansar”
(Mateo 11:28).
Jesús se convierte en el lugar
secreto de descanso y refugio para los que lo siguen.
Etapa: Seguridad
en su presencia, paz en medio de la tormenta (Marcos 4:39) Y
levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el
viento, y se hizo grande bonanza.
Tercer paso:
Dios se oculta en misterio → fe y
adoración.
Isaias 45:15 Verdaderamente tú eres
Dios que te encubres, Dios de Israel, que salvas.
Es un camino progresivo:
conocerlo → descansar en Él → rendirse ante su misterio.
Jesús en tercer lugar revela y a la vez
oculta: habla en parábolas, mostrando que el Reino es misterio que requiere fe.
“A vosotros os
es dado conocer dedotai los misterios (mystērion) del reino de
Dios; mas a los otros por parábolas”
(Lucas 8:10).
Etapa: Rendirse
ante lo incomprensible, aceptar que no todo se entiende, vivir en confianza.
En definitiva, Jesús lleva a sus discípulos por ese
camino espiritual: conocerlo, descansar en Él, y
finalmente rendirse ante el misterio del Reino.
El término “misterio”
(μυστήριον, mystērion) no
significa algo incomprensible, sino una verdad
divina que estaba oculta y ahora ha sido revelada.
Sentido bíblico: En el Nuevo Testamento, “misterio” significa algo que estaba escondido en el plan de Dios y ahora se revela
en Cristo.
· Ejemplos paralelos:
Colosenses 1:26: “El misterio que había
estado oculto… ahora ha sido manifestado.”
1 Timoteo 3:16: “Grande es el misterio de la
piedad: Dios fue manifestado en carne.”
Aplicación en
Lucas 8:10: Los “misterios del reino” son las
verdades del Reino de Dios que Jesús revela a sus discípulos, mientras
permanecen veladas para quienes no creen.
Dedotai Sentido: “Se os ha
concedido” o “se os ha dado como don”.
Implicación: El acceso al misterio no es mérito
humano, sino gracia divina.
Contraste: A los discípulos se les concede conocer; a los demás, las
parábolas permanecen como enigmas (Isaías
6:9-10). Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved
por cierto, mas no comprendáis.
10 Engruesa el corazón de este
pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni
oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él
sanidad.
El conocimiento del misterio es don
gratuito de Dios, no resultado de la inteligencia humana.
Orden espiritual:
Jesús abre el consejo (intimidad),
ofrece descanso (refugio),
y mantiene el misterio (ocultamiento)
para que la fe sea necesaria.
Los evangelios muestran que el discipulado no es solo
aprender información, sino caminar un proceso que sigue ese orden.
1-El discipulado comienza con relación
personal: Jesús comparte el secreto del Padre, abre su corazón
y revela su voluntad.
Inicio: Conocer a Cristo en intimidad → relación
personal.
Progreso: El discípulo pasa de ser oyente a ser
amigo, entrando en comunión.
2-Después de la intimidad,
el discípulo experimenta a Cristo como refugio
y descanso.
Progreso: El discípulo aprende a confiar y
reposar en la presencia de Jesús, incluso en medio de tormentas.
3- Jesús revela y oculta al mismo tiempo: el Reino es misterio que requiere
fe.
Progreso: El discípulo madura al aceptar que no
todo se entiende, y que seguir a Cristo implica confianza en lo invisible.
MI TESTIMONIO:
Tres facetas del secreto de Dios
En enero de 1976 yo era un joven ateo que estaba
finalizando mis estudios de Maestría Industrial. En mi barrio, un grupo de
muchachos de mi edad —algunos atrapados en la droga— comencé a asistir a una
iglesia evangélica y afirmaban haber conocido a Jesucristo. Junto con un amigo
decidimos visitarlos, pero con la intención de reírnos y burlarnos de ellos.
Lo hicimos, pero aquella misma noche tuve un
sueño: dos ángeles entraban por la ventana y hacían algo en mi cabeza. En ese
tiempo no creía en Dios, aunque sí pensaba en la posibilidad de civilizaciones
extraterrestres. Por eso, en el sueño estaba semiconsciente y con cierta
expectativa de lo que aquella experiencia podía significar.
Al despertar era domingo. Tenía apenas 200
pesetas, lo justo para pagar la entrada a la discoteca, así que decidí caminar
por el campo para no gastar nada. En ese paseo terminé entrando nuevamente en
aquella iglesia, esta vez sin burlas. Presté atención y quedé maravillado,
aunque todavía no creía.
Me invitaron a regresar el martes para ver un
documental donde se mostraban milagros reales: ciegos que veían, cojos que
caminaban… Aquello me hizo dudar de mi ateísmo. Incluso me atreví a hablar en
silencio con ese posible Dios misterioso y le pedí ayuda para creer. Y Él me la
dio.
1. Intimidad
Así comenzó mi primera etapa: la intimidad.
Claro que tuve crisis en mi fe. Recuerdo un día en que había decidido no volver
nunca más a la iglesia. Un hermano estaba jugando a abrir la Biblia y señalar
al azar un versículo para ver qué le decía Dios. Casi nunca le salía algo
coherente, pero me animó: “Sergio, prueba tú”. Yo, incrédulo, puse el dedo y
leí Isaías 54:7: “Por un breve momento te
abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias.” Ese versículo me llegó al alma. Vi coherencia y
entendí que Dios me estaba hablando. Fue entonces cuando entré en la segunda
etapa.
2. Refugio
Conocí el lugar de mi refugio y la
naturaleza de la fe. Comencé a desarrollar una vida de oración y a visitar, en
las mañanas, ciertos olivos donde junto con otros amigos buscábamos a Dios.
Allí Él se nos revelaba como nuestro refugio.
En 1980 me mudé a Fuengirola y empecé a asistir a
una comunidad internacional donde se predicaba y cantaba en varios idiomas.
Allí Dios me usó como predicador del evangelio para los españoles. A comienzos
de los años 90 sufrí un desencanto espiritual con otros ministros que incluso
me pidieron que me apartara. Fue muy duro, pero también hermoso, porque decidí
seguir mi vida de intimidad y refugio en Cristo.
3. Misterio
Más adelante estudié en la FEREDE para dar clases
de enseñanza evangélica en las escuelas. Me diplomé como maestro y me invitaron
a compartir lo que Dios me iba revelando de su misterio. Entré en esta
tercera fase, donde el Señor me habla cosas más profundas que he compartido en
la radio y en redes sociales por más de 30 años.
He vivido tormentas, sí, pero mi refugio sigue
siendo Cristo. Y sigo aprendiendo cada día que todo lo puedo en Cristo que
me fortalece.
Conexión con este
estudio
Mi historia refleja de manera viva las tres
facetas del secreto de Dios:
- Intimidad: Dios
abrió su consejo y comenzó mi relación personal con Él.
- Refugio: Me
mostró el lugar secreto de protección y descanso.
- Misterio: Me llevó
a aceptar lo oculto y a compartir revelaciones más profundas.
Salmo 27:4-5 Una cosa he demandado a Jehová, esta buscaré; Que esté yo en la casa de
Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su
templo.
5 Porque él me esconderá en su
tabernáculo en el día del mal; Me ocultará en lo reservado de su morada; Sobre una roca me
pondrá en alto.
9 No escondas tu rostro de mí. No apartes
con ira a tu siervo; Mi ayuda has sido. No me dejes ni me desampares, Dios de
mi salvación.
1- (“una cosa he demandado… estar en la casa de Jehová”) Aquí el salmista expresa el deseo de comunión íntima con Dios, de
estar en su presencia y conocer su voluntad
2-
(“en el día
del mal me esconderá en su tabernáculo”)
Después de la intimidad, viene la experiencia de refugio: Dios es el escondite
seguro en medio de la adversidad
3- (“no escondas tu rostro de mí”) Aquí aparece el misterio: aun en la intimidad y el refugio, Dios se oculta. El creyente debe aprender a vivir en fe, confiando, aunque no vea claramente... anhelas vivir dentro de ese secreto y que a ti no se te oculte.
Este pasaje muestra el camino progresivo del creyente:
1. Intimidad
→ buscar la presencia de Dios.
2. Refugio
→ experimentar su protección en tiempos difíciles.
3. Misterio
→ aceptar que Dios se oculta y que la fe es necesaria para que se te revele su misterio.
Así, el Salmo 27 se convierte en un ejemplo claro de cómo intimidad,
refugio y misterio marcan nuestra existencia espiritual.
En conclusión: Jeremías 23:18, 22 enseña que sin intimidad con Dios no hay palabra verdadera, y que el ministerio auténtico nace del secreto compartido con Él. El sôd no es un lugar físico, sino una dimensión espiritual donde Dios forma, corrige y envía.
Es una denuncia directa contra los falsos profetas que hablan en nombre de Dios sin haber estado en su sôd —su secreto, su consejo íntimo. Es una crítica profunda a quienes ejercen liderazgo espiritual sin comunión real con el Señor. Dios no está preguntando por información, sino exponiendo la ausencia de intimidad. Los profetas hablaban, pero no habían visto ni oído nada verdadero. No estaban en el sôd, no habían sido invitados al círculo íntimo de revelación. Aquí se revela el fruto esperado de la verdadera intimidad:
No solo hablar, sino transformar.
No solo predicar, sino hacer volver.
El verdadero profeta no informa, forma.
El secreto de Dios (sôd) no es un grupo físico, ni un lugar geográfico, ni una información que se transmite como datos. Es algo mucho más profundo y espiritual.
Es la cercanía espiritual donde Dios comparte su voluntad con los que le temen (cf. Salmo 25:14)sino una relación de confianza.El secreto de Dios es un estado de intimidad: estar en su presencia, escuchar su voz, atender a su palabra.
Es como entrar en la sala del Rey, no con los ojos del cuerpo, sino con los ojos del corazón.
Allí el creyente recibe dirección, consuelo y corrección.
No es solo revelación, sino también misión: quien ha estado en el secreto de Dios transmite su palabra con poder y hace volver al pueblo de sus malos caminos (Jeremías 23:22).
El secreto no se guarda para uno mismo, sino que se comparte como palabra viva que transforma.
El secreto de Dios es la comunión íntima y espiritual donde Él revela su voluntad a los que le temen, no como información, sino como experiencia transformadora que da dirección, refugio y fe en el misterio.
Podríamos resumirlo así: El secreto de Dios es el espacio invisible de intimidad donde su voz se hace clara, su presencia se vuelve refugio, y su misterio nos llama a la fe.

