EL REINO DE SU AMADO HIJO

Introducción: El Reino de Su Amado Hijo no es
solo un concepto espiritual, sino el cumplimiento de un plan divino
cuidadosamente trazado desde el principio de los tiempos. Este Reino fue
primero prometido y pactado por Dios, quien, a través de los profetas y de Su
pacto con David, reveló Su intención de establecer un reinado eterno bajo el
Mesías. En las Escrituras, podemos ver cómo estas promesas forman el fundamento
de lo que hoy entendemos como el Reino de Cristo.
Este Reino, sin embargo, no
aparece de manera instantánea, sino que se desarrolla de forma gradual en tres etapas interconectadas.
Primero, surge en el ámbito espiritual, transformando los corazones de los
creyentes bajo el gobierno celestial de Cristo. Luego, en la segunda venida,
este Reino se manifiesta visiblemente en la tierra, trayendo justicia y
restauración a las naciones. Finalmente, al cumplirse todas las cosas, el Hijo
entregará este Reino pleno al Padre, estableciendo un dominio eterno y glorioso
donde Dios será todo en todos.
Con esta introducción, podemos
ver cómo la historia del Reino de Su Hijo es una narrativa que abarca pasado,
presente y futuro, mostrando la fidelidad de Dios y Su propósito redentor para
toda la humanidad.
Colosenses 1:12-13
Reina-Valera 1960
12 con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la
herencia de los santos en luz; 13 el cual nos ha librado
de la potestad de las tinieblas, y trasladado (metestēsen) al reino de su amado Hijo,
El reino
de “su amado Hijo” ES UN REINO ESPIRITUAL.
(metestēsen) viene del verbo (methistēmi). Este verbo
implica un movimiento o transferencia de un lugar,
estado o condición
a otro.
Los
antecedentes proféticos del Reino de Su Hijo se encuentran ampliamente en el
Antiguo Testamento, donde se alude al reino mesiánico que sería establecido por
el descendiente prometido de David.
1-Profecías
sobre el Mesías como Rey.
Isaías
9:6-7 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado
sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte,
Padre Eterno, Príncipe de Paz. 7 Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán
límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo
en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de
los ejércitos hará esto.
·
Este
pasaje menciona que el Mesías será llamado "Príncipe de Paz" y que su
reino no tendrá fin. Esto apunta al establecimiento de un gobierno divino,
eterno y justo.
Daniel
7:13-14
Miraba yo en la
visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino
hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. 14 Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que
todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es
dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.
·
Daniel
ve en una visión a "uno como hijo de hombre" recibiendo dominio,
gloria y un reino eterno. Este "hijo de hombre" es interpretado como
Jesucristo en el Nuevo Testamento.
2-Promesa
a David.
2
Samuel 7:12-16 Y cuando tus
días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual
procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. 13 Él edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para
siempre el trono de su reino. 14 Yo le seré a él padre, y él me será a mí
hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con
azotes de hijos de hombres; 15 pero mi misericordia no se apartará de él como
la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti. 16 Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre
delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.
·
Dios promete a David que uno de
sus descendientes establecerá un reino eterno. Este pacto davídico establece
las bases para la expectativa de un Mesías-Rey.
3. El Padre entrega el reino al
Hijo.
- Salmos 2:7-8: "Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi
hijo eres tú; Yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré
por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la
tierra."
Este pasaje profético describe al Padre entregando
autoridad y dominio al Hijo sobre las naciones.
La plenitud del cumplimiento de "te
daré por herencia las naciones" y "como posesión tuya los
confines de la tierra" apunta
al reinado universal de Cristo al final de los tiempos.
Muchos
cristianos no comprenden la diferencia del reino de Dios en el presente con la
futura, ni la conexión del reino de Dios con lo que los teólogos llaman “estado
eterno”. En este estudio intentaré explicar el porqué Dios estableció estas
tres etapas en la manifestación del reino.
1. La
primera etapa (espiritual y celestial): Restauración inmediata y transformación
Dios estableció el Reino en un
nivel espiritual primero para proporcionar salvación y redención inmediata a
los creyentes. Al ser "trasladados" del dominio de las tinieblas al
Reino de Su Hijo, las personas reciben una nueva identidad en Cristo y son
liberadas del pecado. Esta etapa permite que el Reino sea accesible para todos,
independientemente de tiempo y lugar, marcando el inicio de una relación
personal con Dios. Es una evidencia del amor y la gracia divina que actúan
directamente en los corazones de los creyentes.
2. La
segunda etapa (terrenal en la segunda venida): Justicia y restauración para las
naciones
El Reino terrenal responde al
anhelo de justicia y restauración en un mundo caído. Dios promete un reinado
visible y tangible de Cristo sobre la tierra, donde las naciones serán
renovadas y gobernadas con justicia perfecta. Esta etapa demuestra el poder soberano
de Dios, quien interviene directamente en la historia humana para cumplir Sus
promesas y traer paz y reconciliación universal. Además, prepara a la humanidad
para el estado eterno, mostrando cómo Su Reino impacta la creación en su
totalidad.
3. La
tercera etapa (eterno): Unidad y comunión perfecta
La entrega del Reino al Padre marca
la culminación de todo el plan de redención. Dios diseñó esta etapa para
establecer una comunión eterna entre Él y Su creación. Aquí, toda oposición
(incluyendo la muerte) es derrotada, y el Reino alcanza su plenitud en
justicia, paz y gloria eterna. Esta etapa revela la supremacía y santidad de
Dios, mostrando que Su propósito último es ser "todo en todos",
restaurando la armonía perfecta entre Él y la humanidad.
En resumen, las tres etapas
reflejan el corazón de Dios: la restauración inmediata, el impacto universal y
la consumación eterna. Cada fase tiene un propósito específico que guía a los
creyentes hacia una relación más profunda y completa con Él.
No hay un solo texto bíblico que
reúna explícitamente y describa las tres etapas del Reino de Su Amado Hijo en
un solo lugar. Sin embargo, la Biblia presenta estas etapas a través de
diversos pasajes que, al unirlos, forman un cuadro completo.
Es como un rompecabezas teológico
donde cada pieza aporta detalles sobre el desarrollo del Reino. Juntos, estos
textos nos permiten comprender el plan progresivo y eterno de Dios.
Desde el principio, Dios prometió
un Reino eterno que transformaría la humanidad. Este Reino comenzó a
manifestarse cuando los creyentes fueron trasladados del poder de las tinieblas
al Reino espiritual de Cristo, donde Él reina desde Su trono celestial,
transformando vidas y corazones.
En el futuro, este Reino se hará
visible cuando Cristo regrese y establezca Su trono terrenal. Será un tiempo de
paz y justicia, donde las naciones reconocerán Su autoridad y toda la creación
experimentará restauración bajo Su dominio.
Finalmente, cuando todo haya sido
renovado y los últimos enemigos vencidos, Cristo entregará el Reino pleno y
realizado al Padre, completando el plan divino. En esta etapa eterna, Dios será
"todo en todos," y Su Reino perdurará en perfecta comunión con Su
pueblo.
EL DIOS DE LO INVISIBLE
CANCIÓN DE SERGIO SÁNCHEZ GARRIDO
La Semilla
Oculta y el Gran Jardín

Había un rey que entregó una
pequeña semilla a los habitantes de su reino y les prometió que, si la
plantaban y la cuidaban, crecería un jardín eterno que transformaría todo su
entorno. Al principio, muchos dudaron, pues la semilla parecía insignificante.
Sin embargo, aquellos que tuvieron fe la plantaron y vieron cómo echaba raíces
invisibles bajo tierra. Aunque no podían verlo, confiaron en que el rey sabía
lo que hacía. Este representa la etapa espiritual y celestial del Reino.
Con el paso del tiempo, la
semilla brotó y comenzó a crecer, convirtiéndose en un árbol fuerte. Sus ramas
dieron sombra y sus frutos alimentaron a todos. Las personas trabajaron juntas
para cuidar el jardín que surgía, pues sabían que el rey vendría a visitarlo y
daría nuevas instrucciones. Este árbol refleja la etapa terrenal del Reino y su
impacto en las naciones.
Finalmente, después de
generaciones, el jardín cubrió todo el reino, hasta que no hubo rincón que no
estuviera transformado por su belleza y abundancia. Entonces, el rey regresó y
dijo: "Este jardín eterno siempre fue parte de mi plan; ahora será dedicado
a mi Padre, quien es la fuente de toda vida." Este es el Reino pleno y
realizado, entregado al Padre.
Esto ocurrirá cuando Cristo regrese como Rey y
Señor sobre todas las naciones:
·
Apocalipsis 11:15: "El
reino del mundo ha venido a ser de nuestro Señor
y de su Cristo; y Él reinará por los siglos de los siglos."
Es
interesante que en el texto griego cuando Dios da el reino a su hijo es un
reino singular no muchos reinos, cuando el diablo está presente el mundo tiene
muchos reinos, pero no están unificados.
Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de
la tierra.
Pero viene
un día que ya no habrá muchos reinos en la tierra sino uno solo “EL REINO DE SU
AMADO HIJO” y Cristo va a reinar sobre las naciones como Rey sobre todos los
confines de la tierra.
El reino intermedio de Cristo
La idea del "reino mediador"
destaca que, durante este período, Cristo actúa como mediador entre Dios y la
humanidad no redimida, estableciendo un gobierno divino en la tierra que
refleja los valores y principios del reino celestial. Es mediador en el sentido
de que este período sirve como transición entre el mundo tal como lo conocemos
y el estado final y eterno de las cosas, donde el pecado y la muerte son
completamente eliminados.
El milenio
es un período literal de mil años durante el cual Cristo reinará físicamente
sobre la tierra después de su segunda venida. Este reino se entiende como una
manifestación del cumplimiento de las promesas de Dios a Israel y al mundo,
pero en una forma que también incluye a los creyentes gentiles.
El milenio
es un "reino mediador=MILENIO" porque Cristo aún no entrega el reino
directamente a Dios Padre. Durante este tiempo, se llevará a cabo una
transformación parcial en la tierra, donde la justicia y la paz prevalecerán, pero no será el estado final de perfección; todavía habrá
pecado y muerte, aunque en menor medida. Esta visión subraya el
cumplimiento literal y futuro de las profecías bíblicas relacionadas con el
reino de Dios.
Aquí tienes
una lista de razones teológicas y bíblicas que suelen citarse para justificar
la necesidad de un reinado mediador antes del juicio final:
1.
Cumplimiento de las promesas de Dios: El reinado mediador
permite que Dios cumpla las promesas específicas hechas a Israel, como un reino
restaurado en la tierra (2 Samuel 7:12-16, Ezequiel 37:21-28).
2.
Demostración de la soberanía de
Cristo: Durante
el milenio, Cristo gobierna directamente sobre las naciones, mostrando de
manera visible y tangible Su soberanía como Rey de Reyes (Apocalipsis 19:15-16,
20:4).
3.
Prueba de la humanidad bajo
condiciones ideales: El reinado mediador establece un período en el
que Satanás está atado y el ambiente es justo y pacífico (Apocalipsis 20:1-3),
eliminando las excusas humanas y demostrando que la rebelión viene del corazón,
incluso en condiciones perfectas.
4.
Redención de la creación: El milenio marca un
tiempo en el que la tierra misma experimenta una restauración parcial,
cumpliendo pasajes como Isaías 11:6-9 y Romanos 8:19-22.
5.
Preparación para el estado eterno: Este período intermedio
sirve como una transición entre la historia caída de la humanidad y el estado
eterno de perfección descrito en Apocalipsis 21-22. Es una etapa donde Dios
prepara a Su pueblo para el Reino eterno.
6.
Cumplimiento de la justicia divina: Permite que los santos
reinantes con Cristo (Apocalipsis 20:4-6) experimenten la victoria completa y
participen en el gobierno justo, un anticipo de la perfección venidera.
7.
Vindicación de la verdad de Dios: El milenio refuta las
mentiras y rebeliones de Satanás, ya que después de mil años de paz, su
liberación final y la rebelión subsiguiente confirman el juicio necesario (Apocalipsis 20:7-10).
Estas
razones, desde un punto de vista premilenialista, enfatizan el propósito divino
del reinado mediador como una parte esencial del plan redentor de Dios.
Apocalipsis 19:15-16 De su boca
sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con
vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios
Todopoderoso. 16 Y en su vestidura y en su muslo tiene
escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.
·
Presenta a Cristo gobernando con justicia, ejerciendo su
dominio sobre las naciones.
En este
escenario escatológico, las naciones se someten completamente al Mesías,
cumpliendo el mandato del Salmo 2 en toda su magnitud... Aquí el Padre entrega
el reino a su Hijo
4-REINADO Y SACERDOCIO.
Salmos 110:1-4
Reina-Valera 1960
Jehová da dominio al rey
Salmo de David.
110 Jehová dijo a mi Señor:
Siéntate a mi diestra,
Hasta
que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.
Este
pasaje profético muestra a un Rey futuro sentado a la derecha de Dios, un lugar
de honor supremo. En el Nuevo Testamento, Jesús lo aplica a sí mismo (Mateo 22:44), afirmando que Él es ese Rey exaltado.
2 Jehová enviará desde Sion la
vara de tu poder;
Domina en medio de tus enemigos.
Esto indica que el reinado del Mesías será poderoso y
victorioso, gobernando no solo sobre Israel, sino sobre toda la humanidad.
3 Tu pueblo se te ofrecerá
voluntariamente en el día de tu poder,
En la hermosura de la santidad.
Desde el seno de la aurora
Tienes tú el rocío de tu juventud.
4 Juró Jehová, y no se
arrepentirá:
Tú eres sacerdote para siempre
Según
el orden de Melquisedec.
Este es un aspecto único del
Mesías: es tanto Rey como Sacerdote, algo que no se daba en la tradición
israelita. El autor de Hebreos conecta este pasaje directamente con Jesús,
destacando que su sacerdocio es eterno (Hebreos
7:17-24).
El Salmo 110 proyecta una visión
completa del Mesías como Rey y como Sacerdote, estableciendo la autoridad
divina de Cristo y su papel único en la redención y el gobierno eterno.
LA METAFORA DE
LAS TRES ETAPAS
La
historia del agricultor y el árbol eterno Había un agricultor
que soñaba con plantar un árbol que pudiera dar fruto para siempre. Al
principio, plantó una pequeña semilla en su jardín. La semilla, invisible bajo
la tierra, comenzó a echar raíces profundas. Aunque no se veía mucho desde
afuera, el agricultor sabía que algo especial estaba ocurriendo: la semilla
estaba viva y creciendo. Este es el estado espiritual y el trono
celestial, un reino que existe aunque
aún no sea visible en su totalidad.
Con el tiempo, el árbol
brotó de la tierra, fuerte y lleno de vida, y comenzó a dar sombra y frutos. Su
presencia renovaba todo lo que lo rodeaba: las aves hicieron nidos, las
personas buscaban refugio bajo su sombra, y su fruto alimentaba a todos los que
venían a él. Este es el
trono terrenal y las naciones terrenales. El árbol ya era visible para todos y servía como símbolo de
paz, justicia y renovación.
Finalmente, después de
generaciones, el árbol llegó a alcanzar una altura impresionante, extendiendo
sus ramas por todo el paisaje. No había rincón donde su fruto no alimentara, su
sombra no cubriera y su influencia no transformara. El agricultor, al ver que
su sueño estaba plenamente realizado, decidió dedicar el árbol eterno a su
Padre, quien le había dado la inspiración y el poder para cultivarlo. Este acto
simboliza la entrega al Padre del reino pleno y realizado, donde todo está en perfecta comunión y armonía.
Cada etapa de la
historia refleja un desarrollo profundo del Reino, desde algo invisible pero
esencial, hasta algo tangible y terrenal, y finalmente algo eterno y plenamente
glorioso.
LAS TRES
ETAPAS DEL REINO
1. Estado
espiritual y un trono celestial (el presente)
En esta etapa, el Reino de Cristo
se manifiesta espiritualmente. Los creyentes, al ser "trasladados" al
Reino de Su Hijo (methistēmi),
experimentan una transformación espiritual. En esta fase, Cristo reina desde
los cielos, a la derecha del Padre (Salmo 110:1).
El trono celestial simboliza Su autoridad en el ámbito espiritual y el gobierno
sobre la iglesia y el corazón de los creyentes (Efesios
1:20-23). Este es el reino "ya presente" pero aún con un
cumplimiento completo pendiente.
2. Un
trono terrenal y naciones terrenales (la segunda venida)
En la segunda venida de Cristo, las
profecías del Reino mesiánico terrenal encuentran su cumplimiento. Según Apocalipsis 20:4-6, se habla de un reino de mil años
donde Cristo reina físicamente sobre la tierra. Esto incluye la restauración de
la justicia y paz para las naciones terrenales bajo Su dominio. Profecías como
las de Isaías 11:1-10 y Zacarías 14 describen
esta etapa en detalle, con Cristo reinando sobre un mundo renovado. En este
periodo, el Reino se extiende no solo espiritualmente, sino físicamente sobre
toda la creación.
_Danza de gotas celestiales
_CANCIÓN DE SERGIO SANCHEZ GARRIDO
3. Entrega
al Padre de un reino pleno y realizado (la eternidad)
Finalmente, al término de Su
reinado, Cristo entrega el Reino al Padre, según
1 Corintios 15:23-24
Reina-Valera 1960
23 Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego épeita los que son de
Cristo, en su venida. 24 Luego eîta el fin, cuando ὅταν entregue (paradōi) el reino al Dios y Padre, cuando ὅταν haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia.
En este texto tenemos 4 adverbios de tiempo:
1-épeita Indica una
secuencia temporal inmediata, marcando que después de Cristo, los que son de Él
resucitarán durante Su segunda venida (en tē̂ parousíā autou).
2-eîta Se traduce
también como "entonces" o "a continuación". Este adverbio
introduce el evento final: "el fin" (tò télos), cuando Cristo entrega
el reino al Padre.
3-ὅταν (hótan), dos veces en el
versículo 24):
Significa "cuando" o "en el momento en que". Aquí marca
condiciones para que ocurra "el fin":
"Cuando entregue el reino al Padre."
"Cuando haya anulado todo poder, autoridad y fuerza."
Estos eventos están relacionados con el acto final de Cristo, indicando que
"el fin" no ocurre instantáneamente, sino tras la consumación de
estas acciones.
(paradōi)Significa
Entregar: Transferir algo que está en posesión de uno a otro.
Entoces fijense que transferencia más sencilla
1-El Padre entrega el reino al Hijo de David conforme la promesa en su
segunda venida, le da las naciones no para que las destruya sino para que las
gobierne y reine sobre ellas y al final "PORQUE ES PRECISO QUE EL REINE
PARA CONSUMAR EL PLAN REDENTOR DE LA TIERRA" Cristo entrega (paradōi) el reino de
regreso al Padre.
1
Corintios 15:25
Reina-Valera 1960
25 Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos
debajo de sus pies.
1 Corintios 15:24-28
Luego el fin, cuando entregue el
reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y
potencia. 25 Porque preciso es que él
reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. 26 Y el postrer enemigo que será destruido
es la muerte. 27 Porque todas las cosas las
sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido
sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas. 28 Pero luego que todas las cosas le estén
sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas
las cosas, para que Dios sea todo en todos.
Este acto marca la consumación del plan de
redención, donde Dios será "todo en todos". Aquí el Reino ya no será
limitado por tiempo o espacio, sino que alcanzará su plenitud eterna. Este es
el estado definitivo de restauración y unidad entre Dios y Su creación, con los
redimidos viviendo en comunión perfecta.
Este pasaje describe la victoria
total de Cristo, quien someterá toda oposición, incluido el último enemigo, la
muerte. Es un poderoso retrato de la consumación de Su Reino, cuando todo será
completamente restaurado.
En Zacarías
14, específicamente en el versículo 9, se declara: "Y Jehová será rey sobre
toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre." Aquí vemos una visión de gobierno universal,
donde Dios reina de manera absoluta, poniendo fin a toda rebelión y
estableciendo Su dominio eterno.
Ambas escrituras apuntan
al triunfo definitivo de Dios, tanto en el ámbito espiritual como en el terreno
físico y eterno.
Este triple desarrollo del Reino
refleja la transición desde el ámbito espiritual a lo terrenal y finalmente a
lo eterno, todo bajo el poder y propósito soberano de Dios.
El Puente Dorado

En una tierra dividida por un
río profundo, los habitantes vivían aislados unos de otros, atrapados en sus
propios miedos y oscuridad. Un día, un constructor llegó y prometió hacer un
puente dorado que conectaría ambos lados del río. Sin embargo, primero
necesitaba que la gente cruzara usando un pequeño y angosto pasaje, confiando
en que el constructor les guiaría. Esto simboliza la transferencia espiritual
al Reino del Hijo.
Cuando el puente fue terminado,
la gente vio cómo unía sus comunidades, permitiéndoles trabajar juntos,
compartir recursos y vivir en armonía. El constructor visitó el lugar con
frecuencia, ayudándoles a mantener la unión. Esto representa la etapa terrenal
del Reino, donde las naciones están bajo el liderazgo visible del Rey.
Finalmente, el constructor
llamó a todos a una gran celebración. Entregó el puente al Rey Supremo, quien
declaró que toda la tierra estaba unida para siempre, y que el río nunca más
dividiría a las personas. Este acto simboliza la etapa eterna, donde el Reino
es plenamente consumado.
El Reino de Su Amado Hijo,
mencionado en Colosenses, refleja un plan divino que abarca tres etapas
interconectadas y proféticas:
1.
Una realidad espiritual y celestial: Actualmente, este reino tiene
un carácter espiritual donde los creyentes han sido "trasladados" (methistēmi) del
dominio de las tinieblas a un estado de gracia bajo la autoridad de Cristo.
Este reino espiritual es invisible pero poderoso, gobernado desde el trono
celestial por el Hijo exaltado, cumpliendo el Salmo 110:1 y otras promesas
mesiánicas.
2.
Un futuro terrenal en la segunda venida: En Su regreso, Cristo establecerá
un reino físico en la tierra, según Zacarías 14:9 y
Apocalipsis 20:4-6. Este trono terrenal y su reinado serán tiempos de
restauración, paz y justicia para todas las naciones. Las profecías del Antiguo
Testamento, como las de Isaías y el pacto con David, encontrarán su
cumplimiento tangible en esta etapa.
3.
La consumación del reino entregado al Padre: Finalmente, según 1 Corintios
15:24-28, Cristo entregará el Reino al Padre, marcando la victoria definitiva
sobre la muerte y toda oposición. En este estado pleno, el Reino será eterno,
glorioso y en perfecta comunión con Dios, donde Él será "todo en
todos".
El Reloj Maestro

Había
un relojero que diseñó un reloj maestro, destinado a marcar el tiempo para toda
la humanidad. Primero, dio a cada persona una pequeña pieza del reloj,
explicándoles que debían llevarla y confiar en que cada engranaje era parte de
algo más grande. Esto refleja la etapa espiritual del Reino, donde el Hijo
gobierna en el corazón de los creyentes.
Con
los años, el relojero comenzó a ensamblar las piezas, creando un magnífico
reloj visible para todos. Su sonido marcaba tiempos de paz y renovación para la
tierra entera, mientras las personas observaban maravilladas. Esto representa
el Reino terrenal, donde Cristo reina y las naciones se unen bajo Su gobierno.
Finalmente, el reloj alcanzó su perfección, y el relojero entregó la obra al gran Rey del tiempo, quien declaró que nunca más habría oscuridad, pues la luz y el orden prevalecerían para siempre. Este acto simboliza el Reino eterno entregado al Padre.
Estas etapas reflejan el
movimiento desde un ámbito espiritual hacia uno terrenal y finalmente hacia lo
eterno, cumpliendo las promesas divinas y profecías bíblicas. El Reino de Su
Hijo es una obra redentora que transforma, unifica y glorifica todo lo creado.
Las tres etapas del desarrollo del
Reino de Su Amado Hijo nos ofrecen profundas lecciones morales para los
creyentes. Aquí están algunas reflexiones que podemos extraer de ellas:
1. La
etapa espiritual y celestial: vivir en fe y gratitud
- Lección: En esta etapa, el Reino es espiritual y
presente en nuestras vidas a través de la fe en Cristo. Esto nos enseña a
confiar en lo invisible, vivir con esperanza y agradecer la gracia de
haber sido "trasladados" del dominio de las tinieblas a la luz.
Nos recuerda que nuestra verdadera identidad y propósito están en Cristo,
y que debemos buscar Su reino antes que cualquier cosa terrenal.
- Aplicación: Cultivar una vida de oración, obediencia y
dependencia de Dios, aunque a veces no veamos resultados inmediatos.
2. La
etapa terrenal: perseverancia y justicia
- Lección: La segunda etapa, en la que Cristo
establecerá Su Reino terrenal, nos llama a perseverar mientras esperamos
Su retorno. Nos enseña a ser agentes de justicia y paz en el mundo,
reflejando el carácter de Cristo en nuestras acciones diarias. El Reino
terrenal será un reino de restauración, y los creyentes están llamados a
trabajar en la obra de reconciliación incluso ahora.
- Aplicación: Actuar con integridad, ayudar a los demás y
vivir como embajadores de Cristo en medio de los desafíos del mundo.
3. La
etapa eterna: humildad y adoración
- Lección: La consumación del Reino nos enseña la
importancia de la humildad y la adoración. Al final, todo será entregado
al Padre, y esto nos recuerda que nuestras vidas deben estar orientadas
hacia glorificar a Dios, no hacia alcanzar metas personales o terrenales.
Este futuro eterno nos invita a mirar más allá de lo temporal y tener una
perspectiva eterna.
- Aplicación: Vivir con humildad, hay que reconocer que
todo lo que tenemos viene de Dios, y dedicar nuestras vidas a Su gloria.
Es muy importante transmitir lo que
hemos recibido... por eso el mismo Cristo finalmente entrega lo que ha recibido
del Padre...
Juan 17:8: "Porque las
palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron..."
1 Corintios 11:23: "Porque
yo recibí del Señor lo que también os he entregado..."
Lucas 23:46: "Padre, en tus
manos encomiendo mi espíritu."
2 Timoteo 2:2: "Lo que has
oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros."
Como veis Dios nos entrega a su propio Hijo y con Él
todas las cosas...
Romanos 8:32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no
nos dará también con él todas las cosas?
Si ni el Cristo se quedó con su propio reino recibido
así también nosotros deberíamos de entregar al Padre todo lo que hemos
recibido.
En conjunto, estas etapas nos
enseñan a vivir con una fe activa, ser testigos de Su justicia en la tierra y
mantener una visión eterna. Nos invitan a ser transformados continuamente por
el Reino en nuestras vidas y a compartir su luz con el mundo.
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