lunes, 24 de marzo de 2025

EL REINO DE SU AMADO HIJO

 

EL REINO DE SU AMADO HIJO

Introducción: El Reino de Su Amado Hijo no es solo un concepto espiritual, sino el cumplimiento de un plan divino cuidadosamente trazado desde el principio de los tiempos. Este Reino fue primero prometido y pactado por Dios, quien, a través de los profetas y de Su pacto con David, reveló Su intención de establecer un reinado eterno bajo el Mesías. En las Escrituras, podemos ver cómo estas promesas forman el fundamento de lo que hoy entendemos como el Reino de Cristo.

Este Reino, sin embargo, no aparece de manera instantánea, sino que se desarrolla de forma gradual en tres etapas interconectadas. Primero, surge en el ámbito espiritual, transformando los corazones de los creyentes bajo el gobierno celestial de Cristo. Luego, en la segunda venida, este Reino se manifiesta visiblemente en la tierra, trayendo justicia y restauración a las naciones. Finalmente, al cumplirse todas las cosas, el Hijo entregará este Reino pleno al Padre, estableciendo un dominio eterno y glorioso donde Dios será todo en todos.

Con esta introducción, podemos ver cómo la historia del Reino de Su Hijo es una narrativa que abarca pasado, presente y futuro, mostrando la fidelidad de Dios y Su propósito redentor para toda la humanidad.

Colosenses 1:12-13

Reina-Valera 1960

12 con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; 13 el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado (metestēsen) al reino de su amado Hijo,

El reino de “su amado Hijo” ES UN REINO ESPIRITUAL.

(metestēsen) viene del verbo (methistēmi). Este verbo implica un movimiento o transferencia de un lugar, estado o condición a otro.

Los antecedentes proféticos del Reino de Su Hijo se encuentran ampliamente en el Antiguo Testamento, donde se alude al reino mesiánico que sería establecido por el descendiente prometido de David.

1-Profecías sobre el Mesías como Rey.

Isaías 9:6-7 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.

·         Este pasaje menciona que el Mesías será llamado "Príncipe de Paz" y que su reino no tendrá fin. Esto apunta al establecimiento de un gobierno divino, eterno y justo.

Daniel 7:13-14 Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. 14 Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.

·         Daniel ve en una visión a "uno como hijo de hombre" recibiendo dominio, gloria y un reino eterno. Este "hijo de hombre" es interpretado como Jesucristo en el Nuevo Testamento.

2-Promesa a David.

2 Samuel 7:12-16  Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. 13 Él edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino. 14 Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; 15 pero mi misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti. 16 Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.

·          Dios promete a David que uno de sus descendientes establecerá un reino eterno. Este pacto davídico establece las bases para la expectativa de un Mesías-Rey.

3. El Padre entrega el reino al Hijo.

  • Salmos 2:7-8: "Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra."

Este pasaje profético describe al Padre entregando autoridad y dominio al Hijo sobre las naciones.

 La plenitud del cumplimiento de "te daré por herencia las naciones" y "como posesión tuya los confines de la tierra" apunta al reinado universal de Cristo al final de los tiempos.

Muchos cristianos no comprenden la diferencia del reino de Dios en el presente con la futura, ni la conexión del reino de Dios con lo que los teólogos llaman “estado eterno”. En este estudio intentaré explicar el porqué Dios estableció estas tres etapas en la manifestación del reino.

1. La primera etapa (espiritual y celestial): Restauración inmediata y transformación

Dios estableció el Reino en un nivel espiritual primero para proporcionar salvación y redención inmediata a los creyentes. Al ser "trasladados" del dominio de las tinieblas al Reino de Su Hijo, las personas reciben una nueva identidad en Cristo y son liberadas del pecado. Esta etapa permite que el Reino sea accesible para todos, independientemente de tiempo y lugar, marcando el inicio de una relación personal con Dios. Es una evidencia del amor y la gracia divina que actúan directamente en los corazones de los creyentes.

2. La segunda etapa (terrenal en la segunda venida): Justicia y restauración para las naciones

El Reino terrenal responde al anhelo de justicia y restauración en un mundo caído. Dios promete un reinado visible y tangible de Cristo sobre la tierra, donde las naciones serán renovadas y gobernadas con justicia perfecta. Esta etapa demuestra el poder soberano de Dios, quien interviene directamente en la historia humana para cumplir Sus promesas y traer paz y reconciliación universal. Además, prepara a la humanidad para el estado eterno, mostrando cómo Su Reino impacta la creación en su totalidad.

3. La tercera etapa (eterno): Unidad y comunión perfecta

La entrega del Reino al Padre marca la culminación de todo el plan de redención. Dios diseñó esta etapa para establecer una comunión eterna entre Él y Su creación. Aquí, toda oposición (incluyendo la muerte) es derrotada, y el Reino alcanza su plenitud en justicia, paz y gloria eterna. Esta etapa revela la supremacía y santidad de Dios, mostrando que Su propósito último es ser "todo en todos", restaurando la armonía perfecta entre Él y la humanidad.

En resumen, las tres etapas reflejan el corazón de Dios: la restauración inmediata, el impacto universal y la consumación eterna. Cada fase tiene un propósito específico que guía a los creyentes hacia una relación más profunda y completa con Él.

No hay un solo texto bíblico que reúna explícitamente y describa las tres etapas del Reino de Su Amado Hijo en un solo lugar. Sin embargo, la Biblia presenta estas etapas a través de diversos pasajes que, al unirlos, forman un cuadro completo.

Es como un rompecabezas teológico donde cada pieza aporta detalles sobre el desarrollo del Reino. Juntos, estos textos nos permiten comprender el plan progresivo y eterno de Dios.

Desde el principio, Dios prometió un Reino eterno que transformaría la humanidad. Este Reino comenzó a manifestarse cuando los creyentes fueron trasladados del poder de las tinieblas al Reino espiritual de Cristo, donde Él reina desde Su trono celestial, transformando vidas y corazones.

En el futuro, este Reino se hará visible cuando Cristo regrese y establezca Su trono terrenal. Será un tiempo de paz y justicia, donde las naciones reconocerán Su autoridad y toda la creación experimentará restauración bajo Su dominio.

Finalmente, cuando todo haya sido renovado y los últimos enemigos vencidos, Cristo entregará el Reino pleno y realizado al Padre, completando el plan divino. En esta etapa eterna, Dios será "todo en todos," y Su Reino perdurará en perfecta comunión con Su pueblo.


La Semilla Oculta y el Gran Jardín

Había un rey que entregó una pequeña semilla a los habitantes de su reino y les prometió que, si la plantaban y la cuidaban, crecería un jardín eterno que transformaría todo su entorno. Al principio, muchos dudaron, pues la semilla parecía insignificante. Sin embargo, aquellos que tuvieron fe la plantaron y vieron cómo echaba raíces invisibles bajo tierra. Aunque no podían verlo, confiaron en que el rey sabía lo que hacía. Este representa la etapa espiritual y celestial del Reino.

Con el paso del tiempo, la semilla brotó y comenzó a crecer, convirtiéndose en un árbol fuerte. Sus ramas dieron sombra y sus frutos alimentaron a todos. Las personas trabajaron juntas para cuidar el jardín que surgía, pues sabían que el rey vendría a visitarlo y daría nuevas instrucciones. Este árbol refleja la etapa terrenal del Reino y su impacto en las naciones.

Finalmente, después de generaciones, el jardín cubrió todo el reino, hasta que no hubo rincón que no estuviera transformado por su belleza y abundancia. Entonces, el rey regresó y dijo: "Este jardín eterno siempre fue parte de mi plan; ahora será dedicado a mi Padre, quien es la fuente de toda vida." Este es el Reino pleno y realizado, entregado al Padre.

 Esto ocurrirá cuando Cristo regrese como Rey y Señor sobre todas las naciones:

·         Apocalipsis 11:15: "El reino del mundo ha venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y Él reinará por los siglos de los siglos."

Es interesante que en el texto griego cuando Dios da el reino a su hijo es un reino singular no muchos reinos, cuando el diablo está presente el mundo tiene muchos reinos, pero no están unificados.

Lucas 4:5

Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra.

Pero viene un día que ya no habrá muchos reinos en la tierra sino uno solo “EL REINO DE SU AMADO HIJO” y Cristo va a reinar sobre las naciones como Rey sobre todos los confines de la tierra.

El reino intermedio de Cristo

La idea del "reino mediador" destaca que, durante este período, Cristo actúa como mediador entre Dios y la humanidad no redimida, estableciendo un gobierno divino en la tierra que refleja los valores y principios del reino celestial. Es mediador en el sentido de que este período sirve como transición entre el mundo tal como lo conocemos y el estado final y eterno de las cosas, donde el pecado y la muerte son completamente eliminados.

El milenio es un período literal de mil años durante el cual Cristo reinará físicamente sobre la tierra después de su segunda venida. Este reino se entiende como una manifestación del cumplimiento de las promesas de Dios a Israel y al mundo, pero en una forma que también incluye a los creyentes gentiles.

El milenio es un "reino mediador=MILENIO" porque Cristo aún no entrega el reino directamente a Dios Padre. Durante este tiempo, se llevará a cabo una transformación parcial en la tierra, donde la justicia y la paz prevalecerán, pero no será el estado final de perfección; todavía habrá pecado y muerte, aunque en menor medida. Esta visión subraya el cumplimiento literal y futuro de las profecías bíblicas relacionadas con el reino de Dios.

Aquí tienes una lista de razones teológicas y bíblicas que suelen citarse para justificar la necesidad de un reinado mediador antes del juicio final:

1.    Cumplimiento de las promesas de Dios: El reinado mediador permite que Dios cumpla las promesas específicas hechas a Israel, como un reino restaurado en la tierra (2 Samuel 7:12-16, Ezequiel 37:21-28).

2.    Demostración de la soberanía de Cristo: Durante el milenio, Cristo gobierna directamente sobre las naciones, mostrando de manera visible y tangible Su soberanía como Rey de Reyes (Apocalipsis 19:15-16, 20:4).

3.    Prueba de la humanidad bajo condiciones ideales: El reinado mediador establece un período en el que Satanás está atado y el ambiente es justo y pacífico (Apocalipsis 20:1-3), eliminando las excusas humanas y demostrando que la rebelión viene del corazón, incluso en condiciones perfectas.

4.    Redención de la creación: El milenio marca un tiempo en el que la tierra misma experimenta una restauración parcial, cumpliendo pasajes como Isaías 11:6-9 y Romanos 8:19-22.

5.    Preparación para el estado eterno: Este período intermedio sirve como una transición entre la historia caída de la humanidad y el estado eterno de perfección descrito en Apocalipsis 21-22. Es una etapa donde Dios prepara a Su pueblo para el Reino eterno.

6.    Cumplimiento de la justicia divina: Permite que los santos reinantes con Cristo (Apocalipsis 20:4-6) experimenten la victoria completa y participen en el gobierno justo, un anticipo de la perfección venidera.

7.    Vindicación de la verdad de Dios: El milenio refuta las mentiras y rebeliones de Satanás, ya que después de mil años de paz, su liberación final y la rebelión subsiguiente confirman el juicio necesario (Apocalipsis 20:7-10).

Estas razones, desde un punto de vista premilenialista, enfatizan el propósito divino del reinado mediador como una parte esencial del plan redentor de Dios.

Apocalipsis 19:15-16 De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. 16 Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.

·         Presenta a Cristo gobernando con justicia, ejerciendo su dominio sobre las naciones.

En este escenario escatológico, las naciones se someten completamente al Mesías, cumpliendo el mandato del Salmo 2 en toda su magnitud... Aquí el Padre entrega el reino a su Hijo

4-REINADO Y SACERDOCIO.

Salmos 110:1-4

Reina-Valera 1960

Jehová da dominio al rey

Salmo de David.

110 Jehová dijo a mi Señor:

Siéntate a mi diestra,

Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.

Este pasaje profético muestra a un Rey futuro sentado a la derecha de Dios, un lugar de honor supremo. En el Nuevo Testamento, Jesús lo aplica a sí mismo (Mateo 22:44), afirmando que Él es ese Rey exaltado.

Jehová enviará desde Sion la vara de tu poder;

Domina en medio de tus enemigos.

Esto indica que el reinado del Mesías será poderoso y victorioso, gobernando no solo sobre Israel, sino sobre toda la humanidad.

Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder,

En la hermosura de la santidad.

Desde el seno de la aurora

Tienes tú el rocío de tu juventud.

Juró Jehová, y no se arrepentirá:

Tú eres sacerdote para siempre

Según el orden de Melquisedec.

Este es un aspecto único del Mesías: es tanto Rey como Sacerdote, algo que no se daba en la tradición israelita. El autor de Hebreos conecta este pasaje directamente con Jesús, destacando que su sacerdocio es eterno (Hebreos 7:17-24).

El Salmo 110 proyecta una visión completa del Mesías como Rey y como Sacerdote, estableciendo la autoridad divina de Cristo y su papel único en la redención y el gobierno eterno.

LA METAFORA DE LAS TRES ETAPAS

La historia del agricultor y el árbol eterno Había un agricultor que soñaba con plantar un árbol que pudiera dar fruto para siempre. Al principio, plantó una pequeña semilla en su jardín. La semilla, invisible bajo la tierra, comenzó a echar raíces profundas. Aunque no se veía mucho desde afuera, el agricultor sabía que algo especial estaba ocurriendo: la semilla estaba viva y creciendo. Este es el estado espiritual y el trono celestial, un reino que existe aunque aún no sea visible en su totalidad.

Con el tiempo, el árbol brotó de la tierra, fuerte y lleno de vida, y comenzó a dar sombra y frutos. Su presencia renovaba todo lo que lo rodeaba: las aves hicieron nidos, las personas buscaban refugio bajo su sombra, y su fruto alimentaba a todos los que venían a él. Este es el trono terrenal y las naciones terrenales. El árbol ya era visible para todos y servía como símbolo de paz, justicia y renovación.

Finalmente, después de generaciones, el árbol llegó a alcanzar una altura impresionante, extendiendo sus ramas por todo el paisaje. No había rincón donde su fruto no alimentara, su sombra no cubriera y su influencia no transformara. El agricultor, al ver que su sueño estaba plenamente realizado, decidió dedicar el árbol eterno a su Padre, quien le había dado la inspiración y el poder para cultivarlo. Este acto simboliza la entrega al Padre del reino pleno y realizado, donde todo está en perfecta comunión y armonía.

Cada etapa de la historia refleja un desarrollo profundo del Reino, desde algo invisible pero esencial, hasta algo tangible y terrenal, y finalmente algo eterno y plenamente glorioso.

LAS TRES ETAPAS DEL REINO

1. Estado espiritual y un trono celestial (el presente)

En esta etapa, el Reino de Cristo se manifiesta espiritualmente. Los creyentes, al ser "trasladados" al Reino de Su Hijo (methistēmi), experimentan una transformación espiritual. En esta fase, Cristo reina desde los cielos, a la derecha del Padre (Salmo 110:1). El trono celestial simboliza Su autoridad en el ámbito espiritual y el gobierno sobre la iglesia y el corazón de los creyentes (Efesios 1:20-23). Este es el reino "ya presente" pero aún con un cumplimiento completo pendiente.

2. Un trono terrenal y naciones terrenales (la segunda venida)

En la segunda venida de Cristo, las profecías del Reino mesiánico terrenal encuentran su cumplimiento. Según Apocalipsis 20:4-6, se habla de un reino de mil años donde Cristo reina físicamente sobre la tierra. Esto incluye la restauración de la justicia y paz para las naciones terrenales bajo Su dominio. Profecías como las de Isaías 11:1-10 y Zacarías 14 describen esta etapa en detalle, con Cristo reinando sobre un mundo renovado. En este periodo, el Reino se extiende no solo espiritualmente, sino físicamente sobre toda la creación.


3. Entrega al Padre de un reino pleno y realizado (la eternidad)

Finalmente, al término de Su reinado, Cristo entrega el Reino al Padre, según

1 Corintios 15:23-24
Reina-Valera 1960
23 Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego 
épeita los que son de Cristo, en su venida. 24 Luego eîta el fin, cuando ταν entregue (paradōi) el reino al Dios y Padre, cuando ταν haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia.

En este texto tenemos 4 adverbios de tiempo:


1-
épeita Indica una secuencia temporal inmediata, marcando que después de Cristo, los que son de Él resucitarán durante Su segunda venida (en tē̂ parousíā autou).


2-
eîta Se traduce también como "entonces" o "a continuación". Este adverbio introduce el evento final: "el fin" (tò télos), cuando Cristo entrega el reino al Padre.

3-
ταν (hótan), dos veces en el versículo 24):

Significa "cuando" o "en el momento en que". Aquí marca condiciones para que ocurra "el fin":

"Cuando entregue el reino al Padre."

"Cuando haya anulado todo poder, autoridad y fuerza."

Estos eventos están relacionados con el acto final de Cristo, indicando que "el fin" no ocurre instantáneamente, sino tras la consumación de estas acciones.

(paradōi)Significa Entregar: Transferir algo que está en posesión de uno a otro.

Entoces fijense que transferencia más sencilla

1-El Padre entrega el reino al Hijo de David conforme la promesa en su segunda venida, le da las naciones no para que las destruya sino para que las gobierne y reine sobre ellas y al final "PORQUE ES PRECISO QUE EL REINE PARA CONSUMAR EL PLAN REDENTOR DE LA TIERRA" Cristo entrega (paradōi) el reino de regreso al Padre.

1 Corintios 15:25
Reina-Valera 1960
25 Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.

1 Corintios 15:24-28

Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. 25 Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. 2Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. 27 Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas. 28 Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.

 Este acto marca la consumación del plan de redención, donde Dios será "todo en todos". Aquí el Reino ya no será limitado por tiempo o espacio, sino que alcanzará su plenitud eterna. Este es el estado definitivo de restauración y unidad entre Dios y Su creación, con los redimidos viviendo en comunión perfecta.

Este pasaje describe la victoria total de Cristo, quien someterá toda oposición, incluido el último enemigo, la muerte. Es un poderoso retrato de la consumación de Su Reino, cuando todo será completamente restaurado.

En Zacarías 14, específicamente en el versículo 9, se declara: "Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre." Aquí vemos una visión de gobierno universal, donde Dios reina de manera absoluta, poniendo fin a toda rebelión y estableciendo Su dominio eterno.

Ambas escrituras apuntan al triunfo definitivo de Dios, tanto en el ámbito espiritual como en el terreno físico y eterno.

Este triple desarrollo del Reino refleja la transición desde el ámbito espiritual a lo terrenal y finalmente a lo eterno, todo bajo el poder y propósito soberano de Dios.

 

El Puente Dorado

En una tierra dividida por un río profundo, los habitantes vivían aislados unos de otros, atrapados en sus propios miedos y oscuridad. Un día, un constructor llegó y prometió hacer un puente dorado que conectaría ambos lados del río. Sin embargo, primero necesitaba que la gente cruzara usando un pequeño y angosto pasaje, confiando en que el constructor les guiaría. Esto simboliza la transferencia espiritual al Reino del Hijo.

Cuando el puente fue terminado, la gente vio cómo unía sus comunidades, permitiéndoles trabajar juntos, compartir recursos y vivir en armonía. El constructor visitó el lugar con frecuencia, ayudándoles a mantener la unión. Esto representa la etapa terrenal del Reino, donde las naciones están bajo el liderazgo visible del Rey.

Finalmente, el constructor llamó a todos a una gran celebración. Entregó el puente al Rey Supremo, quien declaró que toda la tierra estaba unida para siempre, y que el río nunca más dividiría a las personas. Este acto simboliza la etapa eterna, donde el Reino es plenamente consumado.

 

El Reino de Su Amado Hijo, mencionado en Colosenses, refleja un plan divino que abarca tres etapas interconectadas y proféticas:

1.    Una realidad espiritual y celestial: Actualmente, este reino tiene un carácter espiritual donde los creyentes han sido "trasladados" (methistēmi) del dominio de las tinieblas a un estado de gracia bajo la autoridad de Cristo. Este reino espiritual es invisible pero poderoso, gobernado desde el trono celestial por el Hijo exaltado, cumpliendo el Salmo 110:1 y otras promesas mesiánicas.

2.    Un futuro terrenal en la segunda venida: En Su regreso, Cristo establecerá un reino físico en la tierra, según Zacarías 14:9 y Apocalipsis 20:4-6. Este trono terrenal y su reinado serán tiempos de restauración, paz y justicia para todas las naciones. Las profecías del Antiguo Testamento, como las de Isaías y el pacto con David, encontrarán su cumplimiento tangible en esta etapa.

3.    La consumación del reino entregado al Padre: Finalmente, según 1 Corintios 15:24-28, Cristo entregará el Reino al Padre, marcando la victoria definitiva sobre la muerte y toda oposición. En este estado pleno, el Reino será eterno, glorioso y en perfecta comunión con Dios, donde Él será "todo en todos".

El Reloj Maestro

Había un relojero que diseñó un reloj maestro, destinado a marcar el tiempo para toda la humanidad. Primero, dio a cada persona una pequeña pieza del reloj, explicándoles que debían llevarla y confiar en que cada engranaje era parte de algo más grande. Esto refleja la etapa espiritual del Reino, donde el Hijo gobierna en el corazón de los creyentes.

Con los años, el relojero comenzó a ensamblar las piezas, creando un magnífico reloj visible para todos. Su sonido marcaba tiempos de paz y renovación para la tierra entera, mientras las personas observaban maravilladas. Esto representa el Reino terrenal, donde Cristo reina y las naciones se unen bajo Su gobierno.

Finalmente, el reloj alcanzó su perfección, y el relojero entregó la obra al gran Rey del tiempo, quien declaró que nunca más habría oscuridad, pues la luz y el orden prevalecerían para siempre. Este acto simboliza el Reino eterno entregado al Padre.

Estas etapas reflejan el movimiento desde un ámbito espiritual hacia uno terrenal y finalmente hacia lo eterno, cumpliendo las promesas divinas y profecías bíblicas. El Reino de Su Hijo es una obra redentora que transforma, unifica y glorifica todo lo creado.

Las tres etapas del desarrollo del Reino de Su Amado Hijo nos ofrecen profundas lecciones morales para los creyentes. Aquí están algunas reflexiones que podemos extraer de ellas:

1. La etapa espiritual y celestial: vivir en fe y gratitud

  • Lección: En esta etapa, el Reino es espiritual y presente en nuestras vidas a través de la fe en Cristo. Esto nos enseña a confiar en lo invisible, vivir con esperanza y agradecer la gracia de haber sido "trasladados" del dominio de las tinieblas a la luz. Nos recuerda que nuestra verdadera identidad y propósito están en Cristo, y que debemos buscar Su reino antes que cualquier cosa terrenal.
  • Aplicación: Cultivar una vida de oración, obediencia y dependencia de Dios, aunque a veces no veamos resultados inmediatos.

2. La etapa terrenal: perseverancia y justicia

  • Lección: La segunda etapa, en la que Cristo establecerá Su Reino terrenal, nos llama a perseverar mientras esperamos Su retorno. Nos enseña a ser agentes de justicia y paz en el mundo, reflejando el carácter de Cristo en nuestras acciones diarias. El Reino terrenal será un reino de restauración, y los creyentes están llamados a trabajar en la obra de reconciliación incluso ahora.
  • Aplicación: Actuar con integridad, ayudar a los demás y vivir como embajadores de Cristo en medio de los desafíos del mundo.

3. La etapa eterna: humildad y adoración

  • Lección: La consumación del Reino nos enseña la importancia de la humildad y la adoración. Al final, todo será entregado al Padre, y esto nos recuerda que nuestras vidas deben estar orientadas hacia glorificar a Dios, no hacia alcanzar metas personales o terrenales. Este futuro eterno nos invita a mirar más allá de lo temporal y tener una perspectiva eterna.
  • Aplicación: Vivir con humildad, hay que reconocer que todo lo que tenemos viene de Dios, y dedicar nuestras vidas a Su gloria.

Es muy importante transmitir lo que hemos recibido... por eso el mismo Cristo finalmente entrega lo que ha recibido del Padre...

Juan 17:8: "Porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron..."

1 Corintios 11:23: "Porque yo recibí del Señor lo que también os he entregado..."

Lucas 23:46: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu."

2 Timoteo 2:2: "Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros."

Como veis Dios nos entrega a su propio Hijo y con Él todas las cosas...

Romanos 8:32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?

Si ni el Cristo se quedó con su propio reino recibido así también nosotros deberíamos de entregar al Padre todo lo que hemos recibido.

En conjunto, estas etapas nos enseñan a vivir con una fe activa, ser testigos de Su justicia en la tierra y mantener una visión eterna. Nos invitan a ser transformados continuamente por el Reino en nuestras vidas y a compartir su luz con el mundo.


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